in

Así es la Selección Colombia

El reloj marcaba las 12:30 p.m. a pesar de que había sido sólo una cuadra, sentí que había caminado muchas de ellas, la razón: un inclemente sol que pegaba en pleno en mi cuerpo. Finalmente llegué al Hotel Girasol, en el centro de Barranquilla, en donde se concentra por estos días la Selección Colombia de Boxeo. Antes de entrar miré la temperatura “Dios mío, estamos a 35°  centígrados”, me dije a mi mismo. Entré al lugar y vaya sorpresa, el calor humano ahí era mucho más fuerte de lo que se podía sentir afuera.

El encargado de recibirme fue Ceiver Ávila, un púgil que por sus años en Selección Colombia ya es un referente dentro del grupo. Hablé un poco con él, me di cuenta que es un joven que ha tenido que lidiar con situaciones impensables. Su educación, carisma y amabilidad no dejan rastros de ese pasado difícil al que ya envió a la lona. Me presentó con otros integrantes, cabe recalcar que sólo se concentran ocho, pues los demás se preparan para Juegos Nacionales en sus departamentos.

Entré a una de las habitaciones del primer piso del hotel, ahí estaban Brandon Valdés, Eduar Marriaga, Luis Miguel Ruiz y Alex Rentería, todos haciendo una actividad en común: con la mirada permanente en sus celulares, acomodados en sus camas con un aire acondicionado que hacia olvidar por un momento la realidad. Todos son diferentes, pero comparten historias en común. Brandon las contó y sus ojos emitieron un brillo natural, avisando que en cualquier momento podía venir una lágrima. Alex combatió con su timidez y las bromas de sus compañeros para narrar la suya, aunque tuve que interrumpir una vez por eso. Luis Miguel fue un poco más calmado y centrado. Totalmente diferente a Eduar que se robó la atención de mi grabadora por un largo tiempo.

Fue increíble ver como estos chicos son capaces de burlarse ahora de su duro pasado, y lo mejor, nunca paran de hacerlo, es como si jamás hubiera sucedido. Subí a la segunda planta. Ya Eduar me había avisado que tocara la puerta porque seguro estaban durmiendo. Así fue, ahí me recibieron unos adormitados Faider Hernández y Albeiro Paredes. El primero se rascó los ojos y de inmediato se sentó a mi lado, acomodando su largo y crespo cabello, por el que lo llaman ‘Cuadrado’, en alusión al jugador de fútbol. El segundo siguió postrado en su cama, con razón sus compañeros lo llaman ‘Osito Dormilón’.

Todos me contaban sus actividades favoritas. “Jugamos fútbol los fines de semana”, aseguró Faider. “Salimos a caminar por las noches”, señaló Alex. “Esto es una hermandad, siempre me alegra verlos”, declaró Ceiver.

El celular de Faider sonó avisando que eran las 2:00 p.m. La selección debía irse a entrenar. Todos bajaron como niños a sus colegios para que el rector, en este caso su entrenador, José Salinas, viera su puntualidad y compromiso. Después de inmortalizar el momento en una foto los veía caminado hacía un mismo rumbo, los Juegos Olímpicos y pensé: “en Colombia las fronteras no existen, o sino vean a tres atlanticenses, dos antioqueños, dos sucreños y un bolivarense conviviendo como una sola familia”. Sólo se necesita de una característica: humildad. Así es la Selección Colombia.

Por: Jeffry Almarales Nieto / @JeffryAlmarales

Arthur Abraham vuelve el 21 de noviembre

Berrío está “listo” para recibir al puertorriqueño Fret