El primero de marzo de 2014, uno de nuestros embajadores del boxeo viajó hasta Sudáfrica, montándose en un avión durante 18 horas desde Colombia para disputar ante el local Hekkie Budler los títulos peso mínimo de la AMB y la OIB.
Su nombre es Karluis Díaz, un cordobés que estaba a punto de cumplir 27 años y que llegaba en el mejor momento de su carrera, pero con el peso no ganar en ninguna de sus cuatro salidas en el contexto internacional, perdiendo en tres oportunidades en México y otra en Perú, siendo todas las luchas por título, ya fueran regionales o mundiales.
Sin embargo, una victoria contra el también colombiano Gabriel ‘Cañita’ Mendoza le permitió posicionarse número tres de la AMB y de la mano del promotor Alberto Agámez conseguir dicha oportunidad.
Llegó a Johannesburgo, también conocida como ‘Las Vegas Africanas’, una ciudad que le exigió asimilar un nuevo uso horario.
“Todo fue muy diferente. Los primeros días fueron muy difíciles por adaptarme al cambio horario. Mientras ellos dormían, yo estaba despierto. Por algo dicen que estás del otro lado del mundo”, narró Díaz en conversación con Boxeo de Colombia.
Poco y nada conocía de Sudáfrica y su rival, por lo que eran sus condiciones la principal fortaleza para dar la sorpresa y hacer vale el esfuerzo que le significó pisar suelo africano.
“Lo que había visto en vídeo y lo que me habían dicho señalaban que era la estrella de su país, un boxeador aguerrido, pero sin tanta pegada. Siempre dije que no tenía nada extraordinario para ganar. Creía que me iba a coronar campeón del mundo”, manifestó.
Llegó el momento del pesaje. Los nervios estaban a flor de piel, pero la mirada segura y fija y la sonrisa de Karluis sobre Budler los ocultaron.
“La primera vez que lo vimos fue en el pesaje. Recuerdo que Álvaro Mercado (entrenador) me dijo ‘te ves grande delante de él’. Yo estaba flaco, pero soy alto. Yo dije ‘a este le gano’ y Mercado me decía ‘a este (Budler) lo matan’. Yo me veía mejor físicamente. Incluso, las apuestas no estaban tan disparejas. Dar las 105 me dificultó, pero llegué al peso y me sentía fuerte. Yo cuando paso el pesaje me animo, cuando uno supera el peso lo demás es cuento”, contó.
Cuando el momento de la pelea llega, el camino hacia el ring se hizo infinito, pero se disfrutó al ritmo de un porro sabanero que Díaz llevó hasta el otro continente.
“Cuando íbamos saliendo al ring sonó un porro sabanero que me estremeció porque yo lo llevé lejos, al continente africano. Allá eso no se escucha y menos nuestro himno nacional. Me sentí motivado, con temor, se me erizó la piel, pero fue por la sensación de ser el protagonista de ese evento. Yo me subí con ganas”, relató.
La campana sonó, y los primeros intercambios y golpes de Díaz hacían soñar con un posible campeón mundial para Colombia. Solo Karluis, el promotor Agámez, el entrenador Mercado y el periodista Marco Pérez, de este medio, eran la mancha tricolor en un entorno ruidoso, en donde –para sorpresa de muchos- primaban los hombres rubios con ojos claros.
“Cuando sonó la campana yo salí a meterle las manos con toda. La pelea iba pareja, para aquí y para allá. Estábamos dándonos. Álvaro Mercado me dijo ‘pega que cuando él sienta tu primera mano sienta que le pegó un hombre’. Yo a Budler le hice jab, solo jab, y casi le arranco la cabeza. Yo sentí que lo estremecí”, aseguró.
Pero todo ese preámbulo, todo el viaje de 18 horas y todos los esfuerzos del campamento de casi tres meses se vinieron abajo en menos de tres minutos, pues a los 2:59, Díaz recibió un cruzado que acabó con las acciones.
“Faltaba un segundo para acabar. Yo hice jab, me tiro hacia las cuerdas y él se agacha y se viene con un volado y me coge en toda la barbilla. Yo caigo, pero escuchaba el conteo. Intenté, me agarré de las cuerdas, pero las piernas no me respondían”, lamentó.
En medio del dolor y la crítica de su equipo por levantarlo tan pronto del ring cuando aún estaba en shock, Karluis fue conducido a su vestuario, donde por poco pierde el conocimiento y debió ser llevado de urgencias a un hospital, donde recuperó la forma.
“Yo me asusté cuando vi que su pierna derecha temblaba, porque eso es señal de que le falta aire en el cerebro”, recordó el periodista Pérez.
Después del sofoco, a Karluis se le realizó una prueba antidoping que arrojó positivo por una sustancia indebida que usó Díaz para rebajar de peso.
“Me faltaba una libra o menos, eran 800 gramos, pero yo no quería hacer más nada, ya había hecho de todo y me la tomé. Al siguiente día del pesaje amanecí en 103 libras, me bajó demasiado. Pero yo hice una recuperación buena y subí, pero era porque tenía el cuerpo muy sano. Pero eso no me afectó. Con eso o sin eso, la mano que cogí fue letal”, cerró Díaz su relato.
Ya Díaz cumple con una inactividad boxística de nueve meses, desde su derrota en Panamá con Liborio Solís, pero se mantiene entrenando por si aparece cualquier oportunidad a nivel local, mientras cumple con su labor como supervisor de una empresa de vigilancia en Bogotá.
Por: Jeffry Almarales Nieto