Las chispas no dejan de seguir saliendo de la hoguera en la que se ha convertido la antesala entre David Morrell y David Benavídez.
El púgil cubano no ha dudado en echar más leña al fuego. Lejos de mostrar temor ante la reputación de «El Monstruo» Benavídez, Morrell irradia una confianza que raya en la arrogancia, pero que, para un boxeador de su calibre, puede ser el combustible que necesita para incendiar el ring.
«No me importa lo que traiga al ring,» declaró Morrell con una seguridad que heló el ambiente, dejando claro que él es quien impone el ritmo de este combate. Las palabras de Morrell no fueron simples bravuconadas.
«Lo llaman el monstruo, pero no me preocupa nada de eso. Tengo a mi equipo detrás de mí y estoy listo. Estoy 100% seguro. Tengo a Ronnie Shields de mi lado y tuvimos un gran campo de entrenamiento en Texas. Me siento muy bien y no me preocupa lo que digan los demás. Tendré la última palabra el sábado.»
Pero más allá de la gloria personal, Morrell ve este combate como un paso importante para el boxeo de su país. «Esto va a abrir la puerta para que otros luchadores cubanos me sigan. Estoy sumamente feliz de que este momento esté casi aquí.» Morrell no solo se ve a sí mismo luchando por el campeonato, sino que se posiciona como el líder de una nueva camada de boxeadores cubanos listos para tomar por asalto los cuadriláteros de todo el mundo.
La presencia de Ronnie Shields en su esquina, un nombre de peso en el boxeo, no hace más que reafirmar la seriedad de su preparación y la ambición con la que afronta este combate.