A Faider Hernández la separación de sus padres le significó los dos cambios más significantes de su vida. Primero debió ir a vivir junto con su madre a Sincelejo, en donde el hambre y el trabajo hicieron que su etapa infantil se recortara bruscamente. Y segundo, en sus viajes de regreso a su natal Cartagena, conoció por medio de su familia por parte de papá el maravilloso arte de los puños.
“Fue un camino difícil, me separé de mi padre a los 5 años. Lo volví a ver cuando tenía 13 años y ahí fue donde comencé en el boxeo. Mi abuelo, mi padre, mis tíos, mis primos, toda mi familia practicaba este deporte”, señaló Faider a Boxeo de Colombia.
Este púgil, mayor entre sus 14 hermanos, desde muy niño conoció el olor a las calles, pues a los 8 años ya debía salir a “rebuscarse”, como el mismo lo describe, caminando sin rumbo fijo, buscando con su noble apariencia persuadir a los transeúntes para que compraran los chicharrones y bolis que tenía a la venta.
“Fueron tiempo muy difíciles, aguantamos hambre, pasamos trabajo, por el dinero. Lo difícil fue cuando empecé a tener novias, me daba pena. Ahora no poseemos plata, pero el boxeo me cambió la forma de mi vida, no corremos con tantas necesidades”, aseguró el bolivarense.
Al pegador de 29 años no se le borra de su mente el recuerdo de su desmayo, durante una clase de educación física en su escuela, pues asistió al centro educativo sin probar un bocado considerable de comida. “Ese día fui sin desayunar y sin almorzar, abrí la nevera y sólo había un pedazo de plátano maduro, así me lo comí. Ya en el colegio me dio la pálida”.
En su paso por Selección Colombia, en donde por su particular corte de cabello es conocido como ‘Cuadrado’, una de sus inspiraciones es su hija de 9 años, en quien piensa para gambetear los obstáculos al mejor estilo del jugador de la Juventus, para conseguir el sueño que hasta ahora ha sido esquivo: “ir a unas olimpiadas y después saltar al profesionalismo, para darle alegrías a todo un país”.
Por: Jeffry Almarales Nieto / @JeffryAlmarales