Cuando en México se habla de boxeo y fútbol, aparecen pocos referentes que se han cruzado en su carrera con los dos deportes, y que hayan sido figura en uno de ellos. Ese es el caso de Miguel Berchelt, el vigente campeón mundial del peso súper gallo del Consejo Mundial de Boxeo (CMB). A pesar de que su llegada al deporte fue a través del balompié, el nacido en Cancún, Quintana Roo, se decantó por el deporte de las ‘narices chatas’ para cumplir el sueño de ser campeón mundial.
«Hubiera querido ser delantero por Hugo Sánchez. Él tiene una casa en Cancún, Quintana Roo, donde están dos estatuas, una donde hace una tijera y una haciendo una chilena. Me identificó», dijo Miguel en una entrevista a un diario mexicano en febrero del presente año.
Fiel hincha de los Pumas de la UNAM, Berchelt ha de recordar con agrado su paso en el fútbol, donde logró probarse en la tercera división profesional de su tierra natal. Luego, fue a prueba a Pumas Morelo donde no encontró respuesta positiva a su sueño de ser futbolista.
En una de las pruebas, Berchelt fue observado por Guillermo ‘Memo’ Vásquez, quien fue campeón con los Pumas de la UNAM en el Torneo Clausura de 2011, realizando una de las mejores campañas en la Liga Mexicana, consiguiendo así el séptimo título en la historia del club.
El actual campeón del CMB cuenta que durante unos de los entrenamiento en Morelos «jugué pocos minutos. Yo era rápido, driblador, pero no le gusté al profe (‘Memo’ Vásquez)».
Pronto, se cerró una puerta y se abrió otra en el destino de Miguel Berchelt, la cual lo encaminó directamente a la práctica del boxeo cuando tenía apenas 16 años de edad.
Tuvo que viajar más de 300 kilómetros para instalarse en la ciudad que lo acogería para construir su carrera boxística: Mérida, Yucatán. Aunque peleó en diferentes ocasiones como amateur, consiguiendo reconocimientos importantes como fue lograr ser campeón nacional, en tres ocasiones, de la categoría élite, Berchelt nunca pudo demostrar su talento defendiendo los colores de su país en unos Juegos Olímpicos.
«Yo buscaba la oportunidad para poder entrar a la selección nacional, pero nunca me llamaron. El problema era que en mi división estaba Óscar Valdez, que ya había ido a Olímpicos, pero nunca me dieron la oportunidad de enfrentarlo», recuerda el púgil mexicano.
La ambición de levantar su estatus como boxeador le permitieron forjar su propio destino. Producto de ello, Berchelt se instala en Mérida donde encuentra el apoyo para debutar en el profesionalismo. Le ofrecieron un cuarto en el gimnasio donde entrenaba, junto a otros boxeadores que buscaban la misma oportunidad: debutar y ser campeones mundiales.
Fue el 17 de noviembre de 2010 cuando Armin Chan fue víctima del primer nocaut del mexicano en su carrera. La historia empezaría a escribirse. Al año siguiente, la Comisión de Boxeo de Mérida lo nombraría como el ‘Mejor Boxeador del año’, siendo el primer premio que se le otorgaba en el profesionalismo.
Aunque la carrera de Berchelt ha sido meteórica, poco olvida el respeto por los rivales y el agradecimiento siempre a su madre, quien para él ha sido el principal punto de apoyo en su carrera.
«Mi madre siempre estuvo en las buenas y en las malas, cuando perdí que sentí que la carrera se me caía, me dijo que levantara la cara, que la vida de eso se trataba, caer y levantarse, nadie golpea más duro que la vida. Así que quién no podría aguantar 12 rounds en un ring, eso es fácil», recuerda con agrado Miguel.
El hijo adoptivo de Mérida, Yucatán, siempre ha mostrado el ímpetu y el coraje para superar los mayores obstáculos. Ante sus nudillos, han pasado boxeadores con grandes facultades, y sin embargo, han sido superados con categoría por Berchelt.
Forjado en un estado de campeones (con siete en total), el mexicano siempre afirma que Dios y familia completan la piedra angular que potencia su carrera, a pesar de la penurias que ha afrontado. «Agradezco a Dios, sin él nada de estos sería posible, por esas veces que nunca me dejó solo, llegué a Mérida buscando un sueño, un niño de 18 años, con una maleta llena de sueños, dejando a mi madre, mis dos hermanas en Cancún, batallando a veces para comer, para levantarme, todo eso valió la pena, dicen que Dios aprieta pero no ahorca, me levanté de las adversidades», expresó tras su última victoria ante Francisco ‘Bandido’ Vargas, que le dio el título de campeón mundial.
Dicha pelea mostró a una de las mejores versiones de Berchelt. Más allá de lo deportivo, su parte humana exaltaría la carrera de Vargas, al afirmar que «me dolía pegarle a un gran campeón, a un mexicano, pero del otro lado estaba mi sueño, yo quería el cinturón que él tenía».
En toda su carrera, el ‘Alacrán’ suma 32 peleas realizadas, de las cuales ha ganado 31, y 28 de ellas han sido por la vía del cloroformo, demostrando su fuerte pegada y la técnica especial para destruir a sus oponentes.
Para este sábado, 15 de julio, Berchelt no solo defenderá su corona mundial del peso súper pluma del CMB ante Takachi Miura; el nacido en Cancún defenderá sus sueños de niño, su infancia, los esfuerzos realizados para lograr el éxito, la disciplina empleada durante más de ocho años de carrera boxística para llegar a este nivel. El ‘Alacrán’ pondrá en juego su título, el que reemplazó a la afición y al sueño que tuvo una vez de niño, cuando quiso ser futbolista profesional, inspirado por Hugo Sánchez.
Por: Karoll Pineda – @karollpinedam / Foto: Zanfer Promotions