Los golpes en los cuadriláteros por estos días están suspendidos por causa de la propagación a nivel mundial del coronavirus, es por ello que los boxeadores deben buscar alternativas para seguir con su actividad física desde sus hogares.
Los boxeadores de gran renombre tienen sus gimnasios en sus propias casas, otros han recibido el privilegio de que solo les abran las puertas de centros de alto rendimiento a ellos y sus entrenadores, mientras que los restantes adelantan sus entrenamientos en su lugar de residencia, algunos dirigidos por videollamadas, otros viendo tutoriales en internet y los restantes entrenando con sus conocimientos y muchas veces acudiendo a la creatividad para armar sus propios sacos, peras y demás implementos.
Sin embargo, en medio de esa rutina, Pablo Carrillo tuvo el espacio para unirse a la lucha contra el coronavirus, invitando a todas las personas en redes sociales a donar alimentos que pudieran ser entregados a las familias de escasos recursos en el popular barrio Mundo Feliz, en el municipio de Galapa, Atlántico.
“Me he dado cuenta que hay personas, familias, niños, que agonizan con el alimento, están pasando muchas necesidades. A veces comen una vez al día y ya y deben esperar hasta el otro día. A mí me da tristeza. Yo económicamente no estoy bien, pero algo tenía que inventar”, dijo Carrillo en Boxeo de Colombia Radio, que se emite por nuestra página de Facebook, de lunes a viernes a las 8 de la noche, mientras se combate contra la pandemia.
Sin embargo, Carrillo quiere ir mucho más allá. Es consciente que no tener dinero no es un impedimento para ayudar. Es por ello que puso en subasta su cinturón Fedebol peso súper mosca de la AMB, que ganó en Barranquilla el pasado 23 de agosto, enfrentando al venezolano Luis Golindano.
“Yo soy actual campeón Fedebol, el cinturón no es la última Coca Cola del desierto, pero para mí es valioso porque a mí me costó sudor, sangre y lágrimas. El Gobierno ayuda, pero la compra dura tres días ¿después qué haces? No puedes salir porque la Policía no deja y la pandemia tampoco, pero la gente se desespera porque se van a morir de hambre”, reflexionó.
El cesarense confesó que “hay amigos que me han propuesto”, pero está esperando que la oferta suba mucho más para desprenderse de su título.
Ya son varios los días en los que Carrillo, junto a amigos y familiares, se ha puesto sus guantes, tapabocas y botas y ha salido a recorrer las calles de su localidad, entregando almuerzos y meriendas, gracias a las donaciones que particulares le han ofrecido.
“Ha sido una labor importante, bonita, pero riesgosa. Da miedo por lo que estamos viviendo, pero tomamos precauciones. Esto no va a solucionar, pero sí va a aplacar. Yo me quedaba bloqueado, porque la gente se aglomeraba desesperada porque creían que se iban a quedar sin alimentos. Yo a veces quedaba sin palabras al ver sus rostros de agradecimiento”, contó.
Ahora, su deseo es replicar este gesto en su natal El Copey, en Cesar, más exactamente en el barrio Luis Andrade o mejor conocido como El Bolsillo, donde hay aproximadamente 30 familias. “Allá la gente me quiere mucho, me aprecia y me apoya. Estoy en eso. Esperemos las cosas se den”, manifestó.
Su loable actividad la alterna con sus rutinas de entrenamiento en casa, puesto que cuando se reanude el boxeo, Carrillo está al pendiente de si se confirma la oportunidad mundialista que le ofrecieron antes de que el coronavirus suspendiera el deporte. El peleador estaba programado para combatir el 25 de abril por el interinato del peso súper mosca de la AMB ante Mikhail Aloya, en Rusia.
Por: Jeffry Almarales Nieto