Cuando a Miguel ‘Happy’ Lora se le pregunta cuál de sus siete defensas exitosas del título gallo del CMB fue la más difícil, no titubea para exaltar las condiciones del puertorriqueño Wilfredo Vásquez, quien lo mandó a la lona y estuvo ad portas de destronarlo en apenas la primera exposición de su cetro.
Sin embargo, en segundo lugar y muy cercano al boricua aparece otro rival que también lo puso a oler el formol: el argentino Lucio Omar López.
Fue la sexta defensa de ‘Happy’ de su correa y la segunda en Colombia. Ocurrió un 30 de abril de 1988, cuando la Plaza de Toros de Cartagena recibía a uno de los exponentes más grandes en la historia del boxeo nacional y al peleador colombiano más respetado y recordado por Myke Tyson.
Todo era fiesta en el ‘Corralito de Piedras’. Un abarrotado escenario deportivo recibió a Lora y abucheó a López, apodado la ‘Metralleta’ por el poderío de sus golpes. Ese poder apagó parcialmente la algarabía de la Plaza de Toros cuando Lucio envió a la lona a Lora recién comenzaba la pelea.
“Me habían dicho y el récord (27-1-1, 19 KOs en ese momento) decía que pegaba duro. Me dijeron que me cuidara de él, que tenía una fuerte derecha. Yo cogí una mano muy fuerte que me pegó en la mandíbula, me sorprendió porque sinceramente no la vi y me envió a la lona. Afortunadamente estaba bien preparado y pude recuperarme. (Amílcar) Brusa (entrenador) a mí me dijo que cuando estuviera apurado me fuera a las cuerdas y ahí pasé el asalto”, recordó ‘Happy’ en conversación con Boxeo de Colombia Podcast, que se emite todas las noches, de lunes a viernes, por nuestro canal de Facebook.
Lora se repuso y se fue contra las cuerdas, despertando el desespero de todos los asistentes, quienes pensaron que hasta ahí llegaba el reinado del cordobés. Sin embargo, la táctica de Brusa dio resultados, y aunque ‘Happy’ recibió golpes, esquivo muchos más.
“Me dio buenos upper en el hígado y el estómago. Sentí mucho esas manos, me sacaron el aire, pero yo le puse corazón y categoría porque no podía perder en Cartagena. Yo tenía que sacar al país adelante”, señaló.
El dolor fue mermando y el jab y el contragolpe del local comenzaron a reinar en la pelea. Boxeó de manera inteligente y manejando las distancias, desplegando la forma estilista que lo caracterizó al momento de enfrentar los combates.
“Pienso que ese golpe fue hasta bueno porque me hizo despertar, cogí calor y fogaje en ese combate, porque entré frío. Ese día había caído una pequeña llovizna en Cartagena. Sabía que tenía que ponerme las pilas, pegarle con jab desde afuera y cogerlo de contragolpe”, marcó.
Al final, las tarjetas marcaron 114-113, 116-113 y 117-113 a favor de Miguel Lora, que hizo explotar en jubilo al escenario.
“Cuando terminó la pelea me dijo que iba a ser un campeón sólido, que era bueno, que tenía una cintura prodigiosa, que lo había incomodado con los movimientos laterales, que se desesperó porque no me podía cazar. Me deseó suerte y me dijo que hiciera muchas más defensas más. Yo le dije que estaba joven y tendría otra oportunidad de convertirse en campeón mundial”, contó, aunque esto se opone a lo dicho por el mismo López a la televisión una vez terminó el codazo, donde tildó a Lora de «un campeón sucio», acusándolo de dar codazos, cabezazos y hasta rodillazos.
Por edad y por condiciones, López pudo conseguir otra oportunidad orbital, pues en ese entonces tenía 26 años. Sin embargo, su carrera se vino a pique después de esa derrota, retirándose con un récord de 34-18-4. Además, en 1994, cuando tenía 31 años, perdió la vida cuando en un oscuro suceso el hermano de su pareja le propinó una herida mortal con un arma corto punzante.
Por: Jeffry Almarales Nieto