Más sabe el diablo por viejo que por diablo, es un popular refrán que entra como anillo al dedo a la vida de Butch Sánchez, quien dedicó gran parte de su vida al boxeo.
Cinco campeones mundiales respaldan la carrera de Sánchez, el más querido y reconocido públicamente por el exentrenador es el colombiano Carlos Támara.
“Por las cosas que pasaron. Yo lo cogí solo y después usé la ayuda de Nelson (Fernández). Támara estaba detenido por otros factores (administrativos). Esa fue la pelea más satisfactoria para mí (contra Brian Viloria en Filipinas en 2010) y en la que estaba más envuelto”, comentó Sánchez en un tendido diálogo con BDC. “A Támara lo quería mucho la gente, yo lo quería como un hijo. Él y yo llorábamos juntos. Es la hora y cada dos días me llama sin falta”.
Hoy, con el vigor que lo caracteriza, todavía resulta extraño llamarlo exentrenador, pero así es, hoy Sánchez vive mayoritariamente de los recuerdos que posee en el entorno de un ring de boxeo. La razón: enfermedades como la diabetes –con la que combate hace más de veinte años-, la hipertensión, infección en sus riñones –detectada hace cuatro años-, problemas de circulación y la amputación de todos los dedos de uno de sus pies lo atacaron y lo dejaron ‘groggy’, a punto de perder el combate más duro de su vida.
Resulta paradójico porque a lo largo de su vida no estuvo en vicios como el alcohol, el cigarrillo o las drogas, pero sí tuvo muy poco cuidado en la ingesta de alimentos poco saludables.
“Yo no sentía nada al inicio. Entonces me dijeron que iniciaría diálisis, pero yo no quería eso. Yo llegué a lo último, casi muero, me dio nivel cuatro de anemia. Estuve a punto de que me diera un ataque en el corazón y morir. Fui a cuidados intensivos porque me tuvieron que dar sangre rápido. A mí me comenzó con un dedo. Se infectó y se puso negro. Eso me pasó un lunes y el jueves el médico me dijo que se me subieron los glóbulos blancos y me cortaron todos. Si no me paraba la infección tenía que cortarme más arriba, pero no sucedió”, contó.
Toda esta situación, ligada a la propagación del COVID-19 por todo el mundo, hizo que Butch se alejara del entorno del boxeo, aunque con el paso de los meses ha decidido volver, aunque ahora en otro plan.
“Yo sabía que no iba a trabajar más, que no iba a poder hacer boxeo más y todavía tenía muchachos que sé que van a ser campeones mundiales y otros ya con nombre como Yordenis Ugás”, sentenció.
A sus 52 años, Sánchez cree que aún tiene vida por delante para seguir aconsejando a boxeadores jóvenes y maduros, por ello, y pese a las recomendaciones médicas, se acerca al gimnasio cada vez que tiene la oportunidad, sorteando los riesgos de la muerte.
“Lo que yo iba a hacer en el boxeo, ya lo hice, ahora solo aconsejo. Ando cansado, llego al gimnasio dos veces a la semana. Cuando hay guanteo voy. Ellos saben que tengo la experiencia y quieren estar conmigo, pero ahora solo soy consejero”, aclaró.
Un hombre que pese a sus problemas de salud se aferra a la vida y a dispositivos médicos conectados a su corazón para limpiar la sangre, muestra vitalidad y sigue confiando en sus sueños de seguir formando desde su nuevo ámbito nuevos campeones mundiales. Mientras tanto, sigue adelantando sus procesos de salud, a la espera del implante de un riñón.
“Yo casi no orino, porque mis riñones no trabajan y yo mismo me intoxico. Uno de mis amigos que juega baloncesto conmigo quiere donarme un riñón, pero hay que probar si su sangre es compatible con la mía”, reveló.
Agarrado de la mano de su esposa -a la que asegura le debe la vida- del boxeo y de los boxeadores mismos, a los que considera sus hijos, quiere vivir mucho tiempo más. Por eso, al cerrar la entrevista no pudo contenerse y volver a hablar de uno sus favoritos: Támara.
“Yo pensé que Tamara iba a tener muchas defensas, por eso cuando perdimos con Luis Alberto Lazarte en Argentina quedé en shock”, recordó.
Hoy agradece a Dios por su vida, reconociendo que “ahora oro más y soy más creyente”.
Por último y consciente de que la vida es un relámpago, pidió ser recordado como “un gran motivador”.
Por: Redacción BDC