El homosexualismo siempre ha sido mirado con desdén en muchos ámbitos deportivos y más cuando la actividad se considera ruda. El boxeo es uno de los deportes más físicos de la historia, de hecho, solo basta con recordar la famosa frase mexicana de ‘mero macho’ para identificar que al arte de fistiana se le relaciona estrechamente con la fuerza bruta.
Muy pocos son los boxeadores que se atreven a publicar su orientación sexual por miedo al rechazo de fanáticos, boxeadores o promotores.
Quien lidera esa bandera del orgullo LGTBI en el boxeo es Orlando Cruz, apodado como el ‘Fenómeno’. Nacido en Puerto Rico, en 2012 reveló su gusto por los hombres, luciendo en cada uno de sus eventos deportivos prendas alusivas a su comunidad.
Inspirado por ejemplos de superación como esos, muchos deportistas han seguido los pasos de Cruz. Uno de ellos se encuentra en Santa Marta, y es Alexander Villarraga, un joven de 23 años.
“El boxeo no estaba en mis pensamientos, pero lo practiqué y me quedó gustando. Siento que es lo mío”, exclamó Villarraga en entrevista con BDC.
Sin embargo, ese sueño que hoy arde con la llama encendida, en muchas ocasiones amenazó con apagarse por uno de los peores flagelos sociales de la sociedad: las drogas.
Alexander llegó a las drogas a la prematura edad de 14 años, inducido por muchos factores: malas amistades y problemas familiares relacionados con su orientación sexual. Por no vivir en constante rechazo, Alexander dejó a su familia y se independizó, conociendo las calles y todos sus derivados, pero haciendo salvedad de que hoy recuperó esos lazos afectivos con sus familiares.
Comenzó por la marihuana y pasó por muchas otras drogas, que le mostraron lo mal que podía resultar siendo su existencia si continuaba por esos caminos. Por eso su mensaje hoy es muy claro.
“Odio las drogas. Fui muy débil en ese momento. Probé marihuana y me arrepiento de eso”, lamentó.
El mundo parecía irse muy temprano para Alexander, hasta que conoció el boxeo: medicamento por naturaleza para calmar su vicio.
“El boxeo limpia mi mente y me hace sentir más positivo. El deporte ocupa mi mente en otro mundo. A los amigos que me incitaron a las drogas, hoy los incito al deporte”, recalcó.
Hoy ni las drogas, ni los estereotipos creados y por crear alrededor de su homosexualidad pueden detener el sueño de algún día ser boxeador profesional.
Por: Redacción BDC