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«Me dañaron la vida»: González habla del robo del siglo frente a Coggi

17 de diciembre de 1993. Apenas comenzaba la pelea entre el campeón Juan Martín Coggi, el ídolo de toda Argentina, contra el desconocido e improvisado retador colombiano Eder González, cuando el ‘cafetero’ sacó un derechazo infernal del sombrero para mandar a la lona al ‘Látigo’. Todo el escenario deportivo, o más bien, todo el país quedó enmudecido.

“Ocho…Nueve…Diez”, exclamó el árbitro venezolano Isidro Rodríguez. La pelea terminó. ¡Colombia tenía un nuevo campeón mundial! González se abrazaba en su esquina con el manejador español Ricardo Sánchez Atocha, pero un aviso extraño llegó y reanudó de manera milagrosa (o mejor, diabólica) el combate.

Ahí empezaba a escribirse uno de los capítulos más oscuros en la historia del boxeo. 18 segundos duró Coggi para recuperarse y, aun así, se los dieron y el combate siguió. “Vamos, la puta madre, levantate”, se escuchó en la esquina local.

Todo el mundo estaba desesperado. “Decime a dónde está la llave, voy a cortar la luz”, se le escuchó al promotor Osvaldo Rivero cuando se le dirigió al gobernador de Tucumán, Palito Ortega, quien respondió: “¡Estás loco, Rivero, vamos todos presos!”.

Y es que la angustia de Rivero se entendía, pero no se compartía. Coggi estaba perdiendo la oportunidad de su vida, pues si pasaba a González, lo esperaba la leyenda Julio César Chávez, con quien se tenía un contrato firmado por un millón de dólares.

El combate, con los restos de un Coggi desguarnecido, se reanudó. El colombiano, en vez de detenerse y reclamar por el claro robo, fiel a su estilo y siendo muy noble, siguió golpeando a Coggi, que no hacía ni intento de contratacar. Faltaban 45 segundos y a Coggi lo estaban matando en su propia casa. Fue ahí cuando Rodríguez intervino y sin explicación separó a los peleadores.

Pero la paliza no cesaba, y el árbitro Rodríguez no se cansaba de separar a los contendientes sin haber una razón clara. Agarraba a González y lo llevaba hasta el centro del ring. ¡Distancia exagerada! Coggi se caía solo, incluso, su manejador Luis Spada tuvo que meter la mano al ring y sostenerlo de la pantaloneta para que no se cayera. No contento con eso, Spada se quedó en la esquina de Coggi ayudándolo a detener los golpes del colombiano. ¡Sí! Así como lo leen, a Coggi le salieran cuatro manos.

Lo cierto es que era un verdadero calvario lo que vivía Coggi round tras round, por lo que estos se acortaron, literalmente. Algunos duraban 45 segundos menos, otros 30 segundos. ¡Un bochorno! Lo peor es que la campana no era sonada por los jueces, sino por amigos de Coggi que pasaban a la mesa técnica y sonaban de manera arbitraria el metal.

La historia continuó hasta que Coggi se recuperó y encontró una mano que dejó mal al colombiano. El primer amago de flaqueza de González instó al árbitro a acabar la reyerta por nocaut técnico a favor del campeón en el séptimo episodio. Lo irrisorio es que ni siquiera en las tarjetas González iba a arriba, pues perdía por 59-58, 57-55 y 58-56. Un desorden.

“Siempre que veo el vídeo me decepciono. La gente no para de enviarme el vídeo porque hubo un robo con muchas mañas”, dijo González, 27 años después, a Boxeo de Colombia Podcast, que se emite por nuestro canal de Facebook, todas las noches de lunes a viernes. “Cuando el árbitro se mete se debe acabar el combate, eso es en cualquiera pelea. El árbitro me dijo ‘ya no más’, y yo estaba seguro de que era campeón del mundo. El árbitro miró al fondo y alguien le dijo ‘pila, que está celebrando’, y él empezó a hacer un conteo y de ahí empezaron a ocurrir cosas”.

El bochornoso hecho fue portada de todos los periódicos deportivos en Argentina, e incluso trascendió a la prensa internacional, en donde le pedían el retiro a Coggi.

“Quiero pelear de nuevo para que dejen de decir pelotudeces. No es la primera vez que pasan estas cosas en el boxeo. Ahora parece que les agarró a todos un ataque de lealtad. Si quieren la revancha, se la doy ya. Yo soy mejor que el negro. Yo estaba noqueado en Tucumán, en el otro mundo. El cagón fue González que me debía haber matado y no lo hizo”, dijo Coggi.

No así declaró el promotor Rivero, quien después de la maldad se llenó de bien y nobleza, aunque ya era demasiado tarde, pues el daño estaba hecho.

“Coggi quiso resolver la pelea con una sola trompada, en el primer asalto lo había tirado al colombiano, pero luego amagó tanto, tanto, que el otro le pegó primero y lo fusiló. Le contaron hasta 30 y se levantó. Luego se recuperó y ganó en el séptimo. Me atribuyo todo lo que se hizo esa pelea. La trampa la vio todo el mundo”, reconoció Rivero.

Después de ello, González reveló que fue amenazado con la muerte de su familia si ganaba esa noche a Coggi.

“Me amenazaron si quedaba campeón, me amenazaron con matar a mi familia. Eso ocurrió antes de subir al ring, porque yo me fui con la mentalidad de quedar campeón porque pensaba que era mentira. Pienso que todo fue cosa de Dios”, comentó González.

“Ninguno estuvo amenazado esa noche. El problema fue el árbitro Rodríguez, al que se le fue la mano, yo no sé porque lo hizo. Una cosa bochornosa. Aquella vez era mi primera pelea de campeonato mundial. ‘¡Ay, Dios mío! ¿qué es esto?’, dije. Me impresionó cómo se hacían las cosas en el boxeo. Yo era un jovencito de 27 años. Y estaba asombrado ¿Si compraron al árbitro? Sinceramente creo que hay mucho mito entorno de eso. Muchos (árbitros) hacen lo que hacen para que los lleven a pasear de nuevo”, expresó el árbitro Luis Pabón, quien fue uno de los tres jueces esa noche, y pese a su declaración, puntuó 58-56 a favor de Coggi.

Sin embargo, esta versión contrasta con la dada por González, quien asegura que los jueces fueron sobornados.

“Uno de los jueces, de esos desgraciados, terminó siendo primo mío. Él se disculpó y me dijo que todos habían recibido 20 mil dólares”, comentó.

La revancha se dio el 18 de marzo de 1994, tres meses después. Los promotores de ambos bandos, Rivero y Atocha, acordaron de manera sospechosa que fuera en Argentina, pero la AMB no lo permitió y llevó el combate a Las Vegas, donde Coggi noqueó a González en tres rounds.

“Me dañaron la vida”, se queja González. “Yo le hubiera pegado al entrenador y al árbitro, no a Coggi”. Y es que no solo le quitaron un título mundial, sino la bolsa de un millón de dólares con Julio César Chávez, quien ante la polémica canceló el contrato con Coggi. Además, después se supo que para la segunda pelea la bolsa del colombiano fue de 80 mil dólares, y solo recibió 27 mil dólares, aproximadamente. En la primera, la cartera fue de 7 mil dólares.

“Yo pensaba en una pensión. Ojalá Dios ponga en su mente (de Gilberto Mendoza, presidente de la AMB) esta pelea y se den cuenta que yo quedé campeón del mundo, porque yo le di la gloria a mi país. Ojalá se diera para bajar la tensión. A veces tengo muchas necesidades”, manifestó González.

Por su parte, la carrera del árbitro Isidro Rodríguez se vino al suelo, pues fue suspendido de por vida. Después de haber impartido justicia en un ring con estrellas como Roger Mayweather, Roberto Durán, Wilfredo Gómez y Kid Pambelé, todo se le iba a la borda. Después de esta contienda fue réferi de Antonio Cermeño y José Rojas, en Caracas, cuatro años después, espacio que se le brindó para su despedida del boxeo. No se supo más de él, solo corrió el rumor de que se alcoholizó por el hecho y después se anunció su muerte, en el 2011.

Por: Jeffry Almarales Nieto

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Nadie creía en mí porque era manco: ‘Mambaco’ Pacheco

Crédito: Facebook 'Mambaco' Pacheco

Cuando Irene ‘Mambaco’ Pacheco dio el salto al profesionalismo, un 19 de noviembre de 1993 en Cartagena, nadie se imaginó ni mucho menos apostó porque sería el vigésimo sexto campeón mundial que pariría Colombia, pese a que comenzó ganando por nocaut a Wilmer Jinete.

Su historial no era positivo, pues antes de debutar en el profesionalismo ya ‘Mambaco’ estaba retirado por una recomendación médica, debido a una lesión en su mano izquierda que sufrió cuando representaba a la Selección Antioquia, en un Campeonato Departamental.

“Me hicieron seguir peleando y la última la perdí con Reinaldo López. A mí me retiraron y yo me fui a tirar machete, pero a mí eso no me gustaba por las avispas. Al año arranqué a Cartagena con una sola mano y peleaba del lado izquierdo, cuando yo era derecho. Mi papá me enseñó esa guardia porque él era ambidiestro”, contó Pacheco en entrevista con Boxeo de Colombia Podcast, que se emite todas las noches, de lunes a viernes, por nuestra página de Facebook.

Debido a esto, el nacido en San Juan de Urabá viajó a Cartagena en 1989, donde estuvo por tres años, antes de pelear ante Jinete.

“A mí me decían ‘Trinity’ en Cartagena. Billy Chams (promotor) me vio pelear y con 37 mil pesos Amado Guerra (entrenador de Antioquia) me trajo a Barranquilla. Billy me ofrecía 800 mil pesos por el pase y eso era bastante plata, pero si a mí me los daban me los iba a gastar todo y yo tenía dos hijos. Yo le dije a Billy que no me diera plata, pero que me diera trabajo”, recordó.

Fue ahí donde comenzó la historia de Pacheco con la cuerda Cuadrilátero, alternando su trabajo de boxeador con sus labores diarias en la industria textil propiedad de la misma familia Chams, en Barranquilla.

Así, entre la incertidumbre por su condición física y la mirada incrédula de la mayoría, comenzó la carrera de Pacheco. Tuvo varias peleas en Barranquilla, Santa Marta y Cartagena, pero su lesión en la mano le impidió desempeñarse al máximo nivel, por lo que fue expulsado de Cuadrilátero.

“Nadie creía en mí, yo era un manco porque yo peleaba con la mano derecha mala. Billy me dijo que yo no servía, que era cagado, porque yo decía que no peleaba cuando me daba el dolor. Él me quitó el trabajo, la comida, todo y yo vendía rifas para comer. Era media librita de arroz y un huevo. Yo pasé trabajo. Amílcar Brusa decía que yo no servía. Había 17 boxeadores y solo me echaban a mí. No me veían llorando, pero yo lloraba en mi cuarto”, narró.

Entre necesidades siguió la vida de un ‘Mambaco’ que nunca abandonó su sueño y siguió entrenando por su parte, hasta que salió en Maracay, en el marco de un Nocaut a Las Drogas de la AMB, la oportunidad por el título Fedecentro del peso mosca. El rival sería el entonces invicto nicaragüense Emilio Alvarado, quien llegaba como favorito a la lucha de invictos, que terminó con victoria del colombiano por nocaut técnico en apenas dos rounds.

“A Emilio Alvarado le hice una brecha de trece puntos, no lo dejé ni que me pegara. Ahí Billy me dio nuevamente el trabajo y la comida. Me trajeron todos y les gané, hasta a Ángel Priolo, que decían que nadie le ganaba”, contó.

Uno a uno fue superando a sus rivales, hasta que en su vigésima cuarta pelea llegó la oportunidad mundialista. Fue el 10 de abril de 1999 ante el peruano Luis Cox, a quien despachó en nueve episodios, coronándose campeón de la FIB.

“Para esa pelea me entrené solo. Yo fui campeón porque Dios lo permitió. Yo tenía mi entrenador que era Álvaro Mercado, pero yo salía a trotar una hora y media y ellos estaban en su casa. Si quería ser campeón, debía tener disciplina”, señaló. No me sentí satisfecho con la pelea que hice. Me cansé en el tercero por tirar muchos golpes. Las piernas estaban aguadas y la gente estaba hablando mal de mí. Yo al día siguiente salí a trotar porque no quería que nadie me ganara. Me llevaron donde Orlando Pineda y con él es una cosa diferente, iba mejor preparado. Cuando le gané al norafricano (Ferid Ben Jeddou) sí me sentí campeón mundial”.

La siguiente pelea de Ferid Ben Jeddou fue una de las que más recuerda Pacheco, pues fue ante el mexicano-estadounidense Pedro Peña, catalogado uno de los mejores del mundo y quien llegaba como su retador obligatorio, en la primera salida al extranjero de Pacheco, en El Paso, Texas.

“Cuando fui a El Paso, Texas, me tocó contra el número uno del mundo. El man quería impresionarme y a mí lo único que me impresionan son los golpes. Allá había un solo colombiano que gritaba Colombia y yo cogí y lo abracé antes de subir al ring y le dije ‘no te preocupes, que le voy a tirar golpes por todos lados y voy a ganar’, Era mi primera salida, y yo estaba nervioso”, manifestó.

Luego vinieron defensas ante al sudafricano Masibulele Makepula, el estadounidense Mike Trejo, el mexicano Alejandro Montiel y el británico Damaen Kelly, paseándose por El Paso, San Antonio, Las Vegas y Barranquilla.

Todo lo anterior hasta cuando llegó la fatídica noche del 16 de diciembre de 2004, cuando en Hollywood, Pacheco fue despejado por el armenio Vic Darchinyan, en su séptima defensa, en medio de una polémica suspensión de su pelea por pirotecnia en el octavo asalto, que después de la reanudación terminó a favor del retador por nocaut técnico en el onceavo episodio.

“En Hollywood me hicieron la rosca. ¿Cómo van a parar la pelea en el octavo round por bulla cuando ya lo tenía noqueado? La gente en todo Estados Unidos me decía: ‘Pacheco te robaron’. Yo quería que me dieran la revancha y nunca me la dieron. Era el día para perderlo, como dice la canción ‘todo tiene su final’. Fui bien preparado y di guerra”, señaló.

‘Mambaco’ hizo varias peleas más, incluso, coronándose campeón intercontinental del peso gallo de la OMB ante el guyanés Leon Moore. Su récord final fue de 33 victorias y 2 derrotas.

Hoy por hoy, tras su retiro el 30 de abril de 2007, ‘Mambaco’ se dedica a ser entrenador personalizado de quienes soliciten el servicio en el departamento del Atlántico.

Por: Jeffry Almarales Nieto

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