Los Juegos Nacionales de 2019 en Cartagena dejaron gratas sorpresas. En el boxeo femenino de los 75 kilogramos, la hasta entonces poco conocida Diana Romero se quedó con la medalla de oro al vencer a la nariñense Jessica Tutistar y aportar para el campeonato de Boyacá en este deporte.
Fue la materialización de mucho esfuerzo y lágrimas, pues Diana estuvo a punto de quedarse por fuera de estas justas por una lesión de rodilla con la que convivió durante tres meses y que en el presente aún le aqueja.
“Fue una hazaña”, dijo Romero a BDC Podcast, que se emite las noches de lunes a viernes por nuestro canal de Facebook. “Tenía que ver a los compañeros entrenar súper fuerte y a mí me tocaba sentada con unas mancuerdas y tirar golpes frente al espejo. Fue terrible. Ya me dolían los hombros y la espalda por estar siempre en la misma posición Yo me echaba hacia atrás, me ponía a llorar y le pedía al profesor que no me llevara”.
La medalla de oro fue solo una recompensa a una mujer que se hizo la de los oídos sordos antes las críticas que la señalaban de manera machista por practicar boxeo y que además debió convencer a familiares y amigos de que el ‘arte de fistiana’ era su mayor deseo.
“Una vez, una persona que hizo parte de mi vida me dijo que me iba a parecer a un macho. Me llegaron a decir machorra. He demostrado que no he dejado de ser femenina, ni tampoco he dejado de hacer lo que no me gusta”, declaró.
Esa lucha permanente con la injustificada y revaluada posición de géneros, haber superado una lesión que por poco la deja por fuera de los Juegos Nacionales, sobreponerse al caluroso clima cartagenero que la ahogaba, no alejarse del deporte pese a salir embarazada a sus 18 años, sumado a su determinación, disciplina y talento, llevaron a la Selección Colombia a posar sus ojos en ella.
“Siempre me propuse ser parte de un deporte. Siempre quise llegar a una Selección Nacional, que es un pico alto, muy bonito, en el que se da la cara por Colombia”, manifestó.
Ese siempre fue el sueño de niña de Diana, pero no el camino, pues inicialmente practicó judo, un deporte al que estuvo vinculada durante varios años, hasta que la Liga del deporte en Boyacá perdió su reconocimiento deportivo.
“Yo tenía una compañera de colegio que ganaba bastantes medallas y trofeos en judo. Yo quería ser como ella, siempre fue mi ejemplo. En el colegio le hacían muchos eventos. Yo decía que era bonito darle esa satisfacción a la familia. Yo le dije que me llevara y fuimos. Estudiaba en las mañanas y entrenaba en las tardes. Después comencé a representar a mi colegio y siempre quedaba campeona”, contó.
Por ello, y a raíz de la invitación de otra compañera, conoció el boxeo. Deporte al que llegó años después, pero con una base deportiva fundamentada.
Ahora, con 22 años y con su hijo Juan Pablo como su máxima inspiración, Diana sigue entrenando para representar a Colombia en unos Juegos Olímpicos, además de tener planes de profesionalizarse como licenciada en Educación Física.
Por: Jeffry Almarales Nieto