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Barthelemy le ganó a Relikh en una pelea cerrada

En una pelea dividida y en la que ambos tuvieron su cuarto de hora, Rances Barthelemy debutó en las 140 libras con victoria sobre Kiryl Relikh, un rival de respeto y que en varios pasajes amenazó con dar la sorpresa.

El combate estuvo parejo, cualquiera de los dos pudo llevarse el resultado, pero así no lo vieron los jueces, quienes puntuaron de forma desmedida 116-110, 115-111, 117-109.

No hubo estudio. Desde el primer segundo ambos boxeadores salieron a conectar sus mejores manos, siendo Relikh el de mayor iniciativa, pero siendo también quien descuidaba más su guardia, permitiendo que el cruzado de Barthelemy entrara con libertad sobre su rostro en el contragolpe.

Para el segundo round las revoluciones bajaron y Barthelemy se asentó más sobre el ensogado. Incluso, golpeando al cuerpo del contrario, estrategia que tantos frutos le ha dado en anteriores peleas, llevando a Relikh contra las cuerdas, pero el bielorruso supo salir de la presión

Sobre el tercer capítulo, Relikh salió nuevamente con gran ímpetu y acorraló al cubano, aunque sin causarle mayor daño, pero este en el desespero por salir pegó un golpe bajo intencional, que detuvo la pelea por un minuto, pero no recibió sanción.

Relikh fue tomando confianza y aumentó su nivel, tanto que el quinto round pudo ser la inesperada lápida de Barthelemy, pues aunque lanzaba menos parecía que lo hacía con mayor contundencia, pero la insistencia de Relikh le dobló las rodillas y aunque no cayó, el árbitro realizó conteo de protección. Los restantes 40 segundos fueron de infarto, con Relikh lanzando por doquier y con un centroamericano que lo recibió todo hasta que fue salvado por la campana.

“Mueve las piernas”, le pedía la esquina de Barthelemy, conformada por Ismael Salas y Joel Casamayor, mientras el cubano tomaba aire.

Sin embargo, Barthelemy se fue recuperando y los rounds intermedios le fueron favorables, en especial el octavo, cuando conectó en el estómago de su oponente uno de sus tradicionales ganchos de zurdas y lo puso de rodillas.

Relikh fue bajando la intensidad, también producto de los golpes recibidos, lo que permitió al cubano recuperarse y llegar a los rounds finales con posibilidad. La pelea era cerrada.

Ninguno traicionó su plan de juego: Relikh lanzaba, pero ya con pocas fuerzas y Barthelemy lo hacía de forma esporádica, pero con más ponche.

De esta manera, Barthelemy se ganó una oportunidad mundialista por la AMB y de ganarla sería el primer cubano en coronarse campeón del mundo en tres divisiones diferentes.

Por: Redacción BDC Internacional – Foto: Marco Pérez / Mpsportimages.com

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