El cartagenero Johnny ‘La Hormiga’ Pérez se coronó campeón mundial del peso gallo de la Federación Internacional de Boxeo un 31 de octubre de 2009 en el Hotel Treausure Island Casino de Las Vegas (Nevada) derrotando por decisión unánime al ghanés Joseph Agbeko, quien solo tenía hasta ese momento una derrota en 28 peleas profesionales. Hoy, exactamente trece años.
“Ese día no sentí ni los golpes que me dio. Creo que estuve a punto de coronarme campeón en el mismo primer asalto. Mi entrenador ese día (Daniel Zamora) ganó más dinero en las casa de las apuestas que estaban en mi contra tres a uno, que por el dinero del porcentaje por haberme entrenado. Ha sido el día más feliz de mi vida. Ese día todo cambió para mí y mi familia. Cómo olvidar ese día, me coroné campeón del mundo en una ciudad que no sabía ni siquiera dónde quedaba”, recordó Pérez en diálogo con Boxeo de Colombia desde Cartagena de Indias, donde reside actualmente.
Pérez dio el golpe de opinión al derrotar a un monarca que hacía, para aquel entonces, su tercera defensa del cetro.
“Un día antes en el pesaje se me salieron las lágrimas de la emoción por saber que me iba a coronar campeón del mundo. Era un convencimiento que viene de lo más profundo de ti. Es más, esa pelea con Agbeko me la habían ofrecido un año antes porque a él se le había caído una pelea en Puerto Rico, pero cuando me la ofrecieron hablé con mis entrenadores y mi padre en Colombia para pedirles su opinión. Recuerdo que mi padre me dijo que si no estaba bien preparado que no la hiciera y así fue. Por eso te digo que las cosas llegan en el momento justo”, contó el retirado boxeador de 43 años en la actualidad.
Se devolvió de los Estados Unidos
Sin embargo, la película de la vida de esta ‘hormiga’ atómica del valor y el esfuerzo tuvo un comienzo áspero y cruel.
Muchas veces en la soledad de un cuarto en una casa en California, a donde arribó por primera vez a los Estados Unidos, pasó sus manos por la cabeza tratado de encontrar una respuesta de cómo fue que llegó a parar a un país desconocido hasta ese momento, viviendo en un patio como un esclavo, compartiendo un cuarto grande con varios boxeadores, donde para tener que beber el agua tenían que entrar por turnos al baño y abrir la llave de la regadera, sin acceso a la casa principal donde los ‘acogía’ el nuevo mentor.
“Era muy duro eso, así que decidí devolverme a Colombia. Les dije a las personas que me acogieron en ese primer momento que debía retornar a mi país para reclamar la pensión a la que tenía derecho por haber estado enrolado al ejército colombiano. Pero cuando llegué a mi tierra, las cosas estaban peores a como las dejé en Estados Unidos”, recordó Pérez.
A su retorno al norte del continente, Johnny Pérez cambió su suerte. Conoció al entrenador Daniel Zamora, una persona que le brindó las oportunidades de vida y domicilio que no había tenido la primera vez que estuvo en los Estados Unidos. Incluso los padres de Daniel, los señores José e Hilda, mexicanos, son las personas con las que mayor agradecimiento tiene Johnny años después de recordar aquellos momentos llenos de penurias buscando el futuro económico de su familia.
“A Dany, a sus padres les debo todo. Ellos me tuvieron como su hijo por mucho tiempo. Ya después pude abrirme paso en el profesionalismo con la empresa Thompson”, aseguró.
‘Cuando se coronó campeón, lloré’: Álex Camponovo
“Johnny para la historia de esta empresa (Thompson) tiene un valor muy significativo debido a que fue nuestro segundo campeón después de Timothy Bradley. Llevarlo de la mano hasta el título mundial fue la confirmación de su calidad y profesionalismo que le permitió llegar a la cúspide del deporte. Para nosotros es de una grata recordación Johnny. Él fue nuestra entrada al mercado de Colombia y gracias a él hemos tenido a la última buena generación de pegadores de ese país”, recordó Álex Camponovo de Thompson Promotions.
Sin embargo, cuando Camponovo se enteró de la existencia de Pérez no hubo química de primera por un par de razones: su edad (27 años), un poco adelantado para muchos y la poca referencia que tenían en ese momento de pegadores colombianos en el mercado de Los Ángeles.
“Pese a ello le ofrecimos una pelea (Larry Olvera). Así que me ubiqué en la parte trasera del escenario (Omega Products International, Corona en California) y de verdad que me impresionó las condiciones de Johnny y de ahí en adelante no dudé en desarrollar su carrera”, expresó el empresario mexicano.
“Él tenía que ir más rápido de lo normal por su edad. En su combate número catorce ya estaba en Showtime (ante Alexander Federov). A mí me terminó de convencer cuando le pusimos a un tipo de mucho recorrido en el boxeo como Óscar Andrade al que Johnny le ganó. Para Pérez nunca hubo una pelea fácil y lo demostró esa vez ante un tipo complicadísimo, incluso para poder ganar su oportunidad de pelear por el título debió ir hasta Sudáfrica (contra Silence Mabuza al que derrotó por nocaut) en un contexto muy difícil, tres mil personas en contra y allí validó su condición de gran prospecto”, aseguró Camponovo.
“Lo más raro que recuerdo de Johnny Pérez era que si no se levantaba a las 4:30 de la mañana a correr estaba de mal humor todo el día y después de entrenar se tomaba dos litros de Coca Cola con galletas. Y ese Pérez, le ganó a Agbeko, que era el pupilo de Don King. Fue una noche fabulosa. Era un boxeador muy responsable, por eso cuando se coronó campeón mundial lloré”.
Por: Redacción BDC