Anthony Joshua necesitó 10 rounds para salir victorioso en el duelo que sostuvo contra Carlos Takam en el estadio del Principado de Cardiff, Gales, donde se encontraban en juego sus títulos mundiales de peso pesado de la AMB, FIB y OIB.
Ante más de 78 mil aficionados, el peleador mantuvo su condición de invicto y dio muestras de estar listo para una unificación ante Deontay Wilder, poseedor del cetro mundial pesado del CMB, quien el próximo 4 de noviembre se medirá a Bermane Stiverne en el Barclays Center de Brooklyn, Nueva York.
“La pelea con Wilder tiene que suceder. Tengo que luchar contra las obligaciones como campeón y una vez eso se cumple, la puerta está abierta para enfrentar a cualquiera, ya sea Deontay u otra persona”, aseguró el pugilista a los medios de comunicación.
Desde el inicio del pleito, Joshua fue superior y puso contra las cuerdas a su rival, quien sobre el cuarto round visitó la lona, así como en el desarrollo de las acciones sufrió varias cortadas debido a los duros golpes que le conectaban.
A pesar de todo, el británico pasó por un momento incomodo en el segundo asalto, cuando fue víctima de un cabezazo en la nariz, el cual pudo haber significado un problema mayúsculo.
“Mantuve mi compostura, porque si hubiera mostrado algún signo de debilidad, el árbitro pudo haber intervenido. Se siente como si mi nariz estuviera rota. Volveremos a colocar mi nariz en su lugar y luego podremos regresar a entrenar. Todos vieron lo difícil que fue conseguir mis cinturones y no los voy a dar por nada”, recalcó.
Al final, se refirió a la posibilidad de pelear en territorio estadounidense y a la vez agradeció el apoyo recibido por los fanáticos que hicieron presencia en el escenario deportivo donde se llevó a cabo la reyerta.
“No es mi decisión lo que sucede fuera del ring. Estamos recibiendo gente de todo el Reino Unido y de diferentes países, sin embargo, creo que deberíamos seguir peleando acá”, puntualizó.
Por: Redacción BDC Internacional. / Foto: Matchroom Boxing.
