En Huétamo, Michoacán, México, nació uno de los boxeadores más prometedores de aquel país, cuya carrera profesional apenas supera a las 30 peleas y ha sido tres veces campeón mundial, en tres divisiones diferentes.
Leo Santa Cruz, a sus 29 años, ya ha cosechado lo que muchos boxeadores no han podido hacer incluso superando los 30 años: ser campeón mundial.
La historia de Leo Santa Cruz se remonta a 1996, cuando cumplió 8 años y empezó a interesarse por el boxeo. Su familia lo apoyó desde el primer momento en que el mexicano sacó a relucir su destreza innata para el ‘deporte de las narices chatas’.
«Cuando tenía 8 años mi papá me dijo que si me quería subir al ring a boxear con un niño, y yo nunca había boxeado para nada, mi mamá me dijo que me subiera y después los entrenadores les dijeron que yo podía ser bueno para esto», expresó en su momento Santa Cruz.
Leo creció en el seno de una familia humilde, llena de ilusiones cuando superó la frontera y pasó a los Estados Unidos, con la intensión de salir adelante y buscar mejores oportunidades.
«Sufrimos mucho; no tenía nada, para ir al gimnasio no teníamos ni para el bus, había que caminar. Algunas veces tuvimos que pedir prestado para ponerle gasolina al auto e ir al gym; aunque no tuviera lo suficiente para comer, esos cinco dólares hacían la diferencia», afirmó Santa Cruz.
A pesar de las penurias, el mexicano sacó adelante su carrera boxística, empezando por un gran récord amateur de 148-7, y empezando a conseguir ser campeón desde una temprana edad: a sus 15 años, Leo ya era campeón mundial amateur.
La carrera profesional arrancó el 13 de octubre de 2006, cuando derrotó en dos asaltos a Pedro Silva. Desde entonces, ha realizado 35 combates, teniendo un récord de 33 victorias, 18 de ellas por la vía del nocaut, una derrota y un empate,
«Desde muy chiquito mi papá me dijo que si yo quería hacer algo importante debía esforzarme, y en este caso tenía que entrenar fuerte, casi nunca tuve diversión, no pase mucho con otros niños o chavitos, en vez de irme a jugar como todos los demás yo me iba al gimnasio a entrena», dijo Santa Cruz.
Y seguro lo aplicó. Demostró desde sus primeros combates que podía sacar adelante una carrera que lo catapultó a ser protagonista en las mejores carteleras en los Estados Unidos.
En 2011, Santa Cruz subió un peldaño más. En marzo de ese año, el mexicano derrotó por nocaut a Stephane Jamoye por el título mundial juvenil del peso gallo del Consejo Mundial de Boxeo (CMB) para sumar su primer pergamino internacional.
‘El Terremoto’ se hizo sentir la noche del 2 de junio de 2012 cuando chocó nudillos con Vusi Malinga, en el Home Depot Center de Carson, California. En una velada donde Austin Trout y Delvin Rodríguez eran los protagonistas del duelo de fondo, Santa Cruz logró coronarse campeón mundial, por primera vez, a sus 24 años al ganar por decisión unánime y levantar el cetro ecuménico de las 118 libras por la FIB.
Se cumplió el sueño para el niño que a sus 8 años empezó a incursionar el boxeo. El mexicano realizó tres defensas exitosas de su cetro hasta que en diciembre de 2012 decidió dar el salto al peso súper gallo, en el que se coronaría campeón el 24 de agosto de 2013 ante Víctor Terrazas, ganando categoría gracias al nocaut en el tercer asalto para levantar el cetro del CMB.
En menos de un año, Leo Santa Cruz conseguía una hazaña digna de grandes boxeadores: ser campeones mundiales en dos categorías diferentes.
Su estilo arrollador en el ring y el constante sentimiento de batalla fueron las principales armas del mexicano, que cargó con su título del CMB hasta noviembre de 2015 cuando venció por última vez a Jesús Ruíz y tomó la decisión de llegar a una de las divisiones más difícil, el peso pluma.
Con una tremenda preparación, Santa Cruz decidió enfocar sus esfuerzos para llegar a ser campeón en su tercera división y mantener el ritmo de ser campeón. En el peso pluma, ‘El Terremoto’ debía ligar con boxeadores de la talla de Vasyl Lomachenko, Óscar Valdez, Nonito Donaire, Carl Frampton, entre otros.
Precisamente, su primera pelea de título en las 126 libras fue ante Abner Mares, quien ostentaba el cetro de súper campeón mundial de la AMB. El combate titular y estelar fue en el emblemático Staples Center de Los Ángeles, donde el ruidos de los mexicanos se hizo sentir para que Santa Cruz derrotara por decisión mayoritaria a Mares y lograr su tercer título mundial con 27 años.
El mexicano defendió su título por primera vez ante Kiko Martínez y lo venció. Luego vino el duelo con Carl Frampton, en Nueva York, donde perdió por primera vez en su carrera profesional, y el británico lo despojó de su cetro orbital.
Santa Cruz tomaría revancha en enero de este año, mostrando su espíritu guerrero para lograr recuperar su título mundial del peso pluma de la AMB y seguir labrando su camino profesional con el fajón en su cintura.
Este próximo 14 de octubre, Santa Cruz chocará ante Chris Avalos, exponiendo cetro por primera vez luego de la victoria ante Frampton. Sin embargo, los ideales del mexicano van más allá de la pelea que se le aproxima.
«Mis metas han crecido, quiero el título de las 130, 135 y espero de las 140 libras; no será fácil pues soy un peleador liviano, en mis tres peleas dentro de las 126 libras he marcado apenas arriba de 125; tal vez suene complicado pero es lo que me apasiona, me gusta que me digan que es imposible, pues me empeño aún más en cumplir mi sueño», sentenció ‘El Terremoto’.
Por: Karoll Pineda – @karollpinedam / Foto: PBC