En deporte y arte se puede resumir la vida de Sergio Martínez, uno de los más grandes boxeadores que ha parido Argentina. Entre el boxeo y la actuación vive sus días en Madrid, España, confinado por la cuarentena que provocó la propagación del COVID-19.
No solo con los guantes es bueno ‘Maravilla’, puesto que en 2011 se animó a practicar varios deportes que se reunían en una competición. En ella pedaleó bicicletas, hizo canotaje, lanzó tiros con arco, escaló montañas y desarrolló muchas otras actividades.
Y es que justamente fue el fútbol el deporte que unió los caminos de Boxeo de Colombia con Sergio Martínez. Ocurrió mientras el sudamericano se preparaba para una de sus peleas en una bicicleta estática dentro de un gimnasio cerrado para la prensa, y nuestro director Marco Pérez gritó por una ventana “Teófilo”, haciendo alusión a Teófilo Gutiérrez, actual jugador de Junior y referente en su momento de River Plate. “¡Oh, Colombia! Déjenlo entrar”, exclamó Martínez.
“Jugadorazo, una calidad brutal, me gusta mucho el jugador pensante, metódico. Ese es un tipo inteligente, sabía cuándo correr, cuándo tener temperamento. Es un jugadorazo”, dijo Martínez a Boxeo de Colombia Podcast, programa que se emite por nuestro canal de Facebook, todas las noches de lunes a viernes.
Quizás por todo lo anterior, el cuerpo le pide que vuelva a subirse nuevamente a un ring, petición que Martínez aceptó, pero que se vio retrasada por la presencia de la pandemia. Su rival muy posiblemente sería Kerman Lejarraga, un boxeador que mueve masas en España.
“Últimamente se habló bastante de Kerman. Fue un comentario que le hice a un amigo y creció como bola de nieve, pero sería un buen rival porque es fuerte, da espectáculo y es carismático. Cuando él pelea van hasta 15 mil personas, sin importar el rival que sea”, comentó.
Para ello, Martínez se entrena en su apartamento, aprovechando la soledad del mismo y una sala desocupada de 3 metros cuadrados, que se ha convertido en su gimnasio personalizado.
“Soy muy responsable y ahora con la edad que tengo muchísimo más. No tengo a mi entrenador para las manoplas, no tengo sparrings, pero a todo hay que adaptarse, hay que tener versatilidad, y de esto se trata la pandemia, de una oportunidad para desarrollar más la mente. Está complicado, pero se puede”, comentó.
Sin embargo, esta no es la única actividad con la que ‘Maravilla’ pasa el tiempo en la cuarentena, debido a que toma clases de piano, queriendo desarrollar un nuevo arte.
“Está difícil, está buenísimo, me encanta. Yo la cuarentena la estoy pasando con una tranquilidad fantástica. Yo sé que la gente la está pasando mal, pero yo vivo solo y me siento de vacaciones. Tengo horario para todo. Hasta tomo el sol en el patio de la casa”, compartió.
Sin embargo, y pese a que declaró no ser una persona que gaste mucho tiempo en las calles de Madrid, su deseo es terminar el confinamiento e ir a los diferentes lugares a seguir mostrando sus talentos para la actuación, la comedia y la poesía.
“Se está hablando de ir a Netflix, pero eso es algo que ya depende de los empresarios”, manifestó el hombre que tiene al ex campeón nacional peso pesado de España, Hovik Keuchkerian (Bogotá en La Casa de Papel), como uno de sus mejores amigos.
Así es la vida de Martínez, un hombre tranquilo que pasa su vida entre el deporte y el arte, aunque no por eso quiere decir que no tenga experiencias subidas de tono para contar, en este caso y para ser más precisos, vivencias que podrían considerarse paranormales.
Era el 31 de diciembre de 1999 y Martínez estaba en las Cuevas de Ongamira, Córdoba, conocido como uno de los centros energéticos más importantes del mundo.
“Vi muchos episodios así. Yo no digo que sean extraterrestres, pero son Objetos Voladores No Identificados. Yo vi platillos voladores, pero claro, no se puede decir mucho porque lo tiran de loco a uno, dirán que el boxeo me hizo un daño tremendo con tantos golpes (risas)”.
Una historia para contar, un futuro por escribir
La carrera boxística de Martínez, suspendida en 2014, tiene muchas anécdotas por contar en el marco de sus 51 victorias, sus 3 derrotas y sus 2 empates.
Sin embargo, escoger la lucha más dura de su carrera no fue difícil para Martínez. Y es que para nadie sería complicado resaltarla. Fue en 2003 ante Richard Williams en Manchester, por el título mundial del peso súper welter de la OIB.
“La pasé muy mal en los primeros tres asaltos, porque me había fracturado la nariz y la mandíbula, me hizo una cortadura de quince puntos sobre la ceja, me partió la raíz de los dientes de arriba, me dobló los de abajo y en el séptimo round me partió las costillas, pero gané”, recordó con una pícara sonrisa.
Sin embargo, esto solo fue un peldaño para seguir construyendo su carrera de dos divisiones mundiales conquistadas. Su duelo más importante fue ante Paul Williams, en 2010, cuando el retador llegaba como el cuarto clasificado libra por libra en muchos de los rankings especializados.
“Fue el nocaut más importante y fue la bisagra de mi carrera, a partir de ahí mi carrera creció muchísimo. Fue un golpe de autoridad, fue patear el tablero. Yo venía de combates en los que era difícil encontrar un rival, chanches mundialistas, que sí y que no”, rememoró.
Sin embargo, dicha carrera tuvo un traspié inesperado, cuando el CMB, en una polémica decisión, decide quitarle a ‘Maravilla’ su título peso medio y nombrarlo como campeón emérito y diamante. Dicha medida cayó mal en el equipo del argentino, máxime cuando se le entregó la corona al mexicano Julio César Chávez Jr.
Lo que el CMB publicitó como un ascenso de Martínez terminó siendo un desprestigio, puesto que muchos pidieron la pelea entre ambos para definir quién era mejor, la cual se dio en 2012, con victoria por decisión unánime para el sudamericano.
“A mí me habían quitado el título mundial del peso medio por teléfono, le dieron la chance a Chávez Jr. y se lo ganó con un boxeador inexistente, John Duddy. Él era el campeón y yo era el mejor. Me perjudicó mucho. Yo en ese tiempo pude hacer tres combates mundialistas en los que pude haber facturado muy duro. Ese combate (con Chávez Jr.) tuvo una trascendencia brutal”, expresó.
Su retiro, en 2014, fue algo fortuito. Las condiciones del peleador de 39 años no eran las mejores y se enfrentó al gran Miguel Cotto, cuando este estaba en un gran momento de su carrera. Un poco vistoso ‘Maravilla’ fue noqueado en diez episodios.
“Nadie me obligó, pero fue un capricho mío creer que estaba bien. Yo quería pelear con Cotto, porque me había cansado, me había hartado, porque me había superado. Yo dije que quería pegarle. Yo no hice caso a mis llamados de alertas, a mis molestias en las rodillas, costillas y en los músculos. Cotto hizo muchas cosas bien y yo hice muchas cosas mal en la previa y eso se paga. Yo solo hice un asalto de sparring. La culpa fue mía”, reconoció.
Fue una carrera que quizás comenzó de manera tardía, pero que se consolidó con pocos años. “A partir de los 33 años la gente me empezó a reconocer, pero fue fantástico, porque yo necesitaba esa madurez. Hay que tener en cuenta que yo empecé a boxear a los 20 años, cuando ya muchos son campeones mundiales. Yo hice mi carrera en Argentina, un país lejos de Estados Unidos y después vine a España, y fue como un nuevo comienzo. Más que yo no era noqueador, pero no me dejaba pegar”, manifestó.
Ahora, su regreso está listo. No se sabe cuántas peleas hará, más allá de que el público quiere verle una decena. Sin embargo, a sus 45 años y con 6 de inactividad, solo piensa en “hacer una y hacerla bien, con eso quedo contento”.
Por: Jeffry Almarales Nieto