Con cautela, Terence Crawford (31-0, 22KOs) ha demostrado su poderío en las 140 libras. El pugilista, de nacionalidad estadounidense se encuentra en las puertas de la historia del boxeo y quiere unirse a una selecta lista que solo está conformada por Bernard Hopkins y Meldrick Taylor.
El próximo sábado, ante Julius Indongo en el Pinnacle Bank Arena de Lincoln, podría convertirse en el tercer peleador que se cuelga los cuatro títulos mundiales de un mismo peso. Una recompensa al trabajo que el pugilista ha realizado desde su debut profesional ante Brian Cummings en marzo de 2008.
Sin embargo, no todo ha sido color de rosa para el nacido hace 29 años en Omaha, Nebraska. La marginalidad y las pandillas callejeras por poco se adueñan del futuro de Crawford, quien por medio del deporte encontró un refugio tras una juventud complicada.
En medio de una disputa en las sombrías calles de su ciudad natal, ‘Hunter’ recibió un disparo en la cabeza. Aunque la bala no ingresó a su humanidad, ´si le causó daño. Por esto, debió ser ingresado a un centro hospitalario, lugar donde empezó a pensar una nueva vida para él.
«Estaba furioso. No pensaba en otra cosa que en venganza. Quería encontrar al tipo y matarlo. Me di cuenta de que eso no me estaba haciendo bien, eso no iba a llevarme a donde yo quería, así que empecé a enfocarme en el boxeo, y todo cambió para mí, dramáticamente. Lo tomé como una llamada de atención. Era como si Dios me hubiera bendecido con una segunda oportunidad», expresó el peleador en alguna oportunidad.
Antes de este incidente, Crawford ya había iniciado su carrera como amateur en su país. Había logrado coronarse como vencedor en varios campeonatos. Sin duda, estar al borde de la muerte se convirtió en el empuje necesario para llegar a otro nivel.
Su salto al profesionalismo lo dio en el 2008. Con esfuerzo y dedicación, empezó a forjar un nombre entre los ensogados norteamericanos. Su primer reto de alto calibre fue ante el colombiano Breidis Prescott en marzo de 2013, en el marco de la cartelera liderada por Brandon Rios y Mike Alvarado. Al final, ‘Bud’ salió avante y se encariló para lo que sería pocos meses después su coronación como monarca del peso ligero.
Fue el primero de marzo de 2014, ante Ricky Burns en el Scottish Exhibition Centre de Glasgow cuando se quedó con la faja respaldada por la Organización Mundial de Boxeo (OMB), la cual defendió en dos oportunidades, para luego dar un salto a la división superligero.
Otra experiencia que marcó su vida fue un viaje que realizó a Ruanda junto a una de sus maestras en la infancia. En el país africano conoció de primera mano las atrocidades que cientos de personas vivieron en carne propia a causa del genocidio que se registró en este territorio en 1994.
También fue la oportunidad para que Crawford conociera las privaciones y necesidades existentes entre los ruandeses. «Crees que vivimos mal en Omaha, o en cualquier ciudad de Estados Unidos, y luego vas a un país diferente y ves lo mal que lo tienen. Le das a esas personas un globo y lo apreciarán como si les hubieras dado un pedazo de oro», dijo.
Fue así que empezó lo que hoy es la Academia de Boxeo B&B en su ciudad natal, donde niños y jóvenes reciben tutorias y preparación en el deporte de las narices chatas. El único requisito para ingresar es contar con un buen historial académico.
Sin embargo, el éxito deportivo no lo ha tenido alejado de los problemas. Crawford ha tenido que afrontar varias acusaciones por delitos menores, entre ellos, por daños a la propiedad y conducta desordenada después de una disputa en una tienda de automóviles de Omaha.
Crawford ahora solo espera sumar otra victoria ante Indongo, para así encarrilarse a un nuevo reto: subir al peso welter. Una división en la cual también espera hacer historia y en la cual espera enfrentar a rivales de la talla de Keith Thurman Danny García o Manny Pacaquiao.
Por: Redacción BDC Internacional. / Foto: Terence Crawford.