La vida de Orlando Cruz cambió a partir de los Juegos Olímpicos de Sídney 2000, cuando representó en el boxeo a su natal Puerto Rico. Empezó a ser una figura pública y después saltó al profesionalismo, tras 220 peleas como aficionado y varias medallas en torneos internacionales.
Tuvo relaciones heterosexuales y mantuvo su secreto a escondidas durante 12 años, hasta que decidió revelarlo previo a su combate contra Orlando ‘Siri’ Salido, por el título mundial del peso pluma de la OMB, que se disputó en Las Vegas.
Sobre el ring un agresivo boxeador que tenía pólvora en sus puños, consiguiendo un récord de 16 victorias y un empate en sus primeras salidas, pero en lo personal esa valentía aún no era expresada.
Fue un 6 de octubre de 2012, cuando Cruz tenía programada una entrevista en televisión donde pensaba revelar su secreto, pero se adelantó a los hechos y a través de un comunicado de prensa se declaró abiertamente homosexual, creando el hito de ser el primer peleador en la historia en reconocer su atracción hacia el mismo género.
“Recibí llamadas de muchos países, pero a ninguna le cogí el celular. Recibí llamadas de Brasil, España, Francia, Rusia y si sigo no termino. Mi vida cambió para bien. Ya pasaron casi nueve años. Mi historia fue mundial, acaparó televisión y prensa de diferentes países. Mucha gente que yo pensaba que me iba a marginar, que me iba a echar a un lado, ganó mucho respeto, pero no porque había dicho que era homosexual, sino porque tuve pantalones, valentía, gallardía y fuerzas para decirlo. Yo soy una persona profesional, y nunca mezclé mi vida personal con el boxeo. Mis rivales y mi equipo de trabajo me respetaron”, manifestó Cruz en conversación con Boxeo de Colombia Podcast, que se emite todas las noches, de lunes a viernes, por nuestro canal de Facebook.
Justamente, el respeto de su equipo de trabajo fue importante para Cruz, pues fue con la hija de su entrenador con quien sostuvo una relación amorosa, que incluso se pensaba formalizar con el matrimonio.
“Yo estaba en la transición de mi aceptación. Hay que aceptarse uno mismo primero, hermano, para tomar un paso tan importante de decir cuál es tu preferencia sexual, pero mucho más la de un atleta y mucho más la de un boxeador. El boxeo es un deporte aguerrido, fuerte y muy machista. Muchos ven como que ‘gay es una nena’ y no. Yo soy masculino, yo soy un hombre, mi preferencia no tiene nada que ver, pero yo empecé a sentir mi inclinación sexual a los 22 años. Yo tenía mi novia oficial, que me iba a casar con ella, que es la hija de mi entrenador que me hizo y me acompañó hasta el retiro. Yo a ella no le dije la verdad, pero busqué un motivo para alejarme y me sentí tranquilo, más aliviado”, expresó.
No así fue la aceptación de su padre, quien discutió fuertemente con Cruz hasta el punto de echarlo de casa durante dos semanas, pero volvió gracias al apoyo de su madre. A su progenitor le llegaron los rumores de que su hijo estaba en un bar gay de San Juan, al que Orlando asistió “por curiosidad”.
“Mi mamá es mi mejor amiga, mi razón de ser, mi centro de inspiración, nunca me dio la espalda, en altas y bajas, siempre me amó. Muchos padres deben hacer eso. Con mi papá sí tuve mis roces”, reconoció.
Sin embargo, esto también trajo problemas, puesto que personas irrespetaban al boxeador al punto de irse a los golpes.
“Fue una vez y me arrepiento. Creen que soy rico, uno les levanta la mano y le pega y lo denuncian a uno. Tuve la suerte de tener buenos abogados y me libraron de pagar multas o de ir a la cárcel”, señaló.
Fueron dos las oportunidades mundialistas de Cruz. Primero en 2013 con Orlando Salido en Las Vegas, en la división de los plumas, y después con Terry Flanagan en 2016, en Cardiff, en el peso ligero. Aunque en ambas terminó noqueado, recuerda que estuvo cerca de lograr la hazaña ante ‘Siri’.
“Fue una pelea que me enseñó. Ahí (Salido) me superaba de experiencia, en casi todo. Fue una pelea muy fuerte, muy buena. Cuando él me da el golpe, yo estaba adelante en las cartas por dos puntos. Para muchos pude levantarme, y fue así. Yo no estaba noqueado 100%, pero sí estaba mal. Traté de levantarme, pero perdí el conteo y el réferi paró el combate, entiendo que fue lo mejor, porque hay boxeadores que terminan mal, con derrames, como Prichard Colón”, señaló.
Ahora, Cruz de destaca como entrenador personalizado de boxeo en su natal San Juan a jóvenes promesas y en general a quienes deseen acceder a sus servicios. En estas épocas, donde la pandemia del COVID-19 tiene paralizado a muchos sectores del mercado mundial, Orlando realiza sus labores a domicilio, mientras recuerda su destacada carrera como pugilista profesional.
“Yo reconozco en qué etapa estoy, no estoy viejo, pero ya son 39 años. No tengo los mismos movimientos ni la misma dinámica. Ya yo pasé toda esa trayectoria de mi carrera boxística, que fue hermosa. Ya yo di mucho, lo que tenía que dar. Ahora estoy en una butaca, tranquilo, viendo el desarrollo de los nuevos prospectos, como en su momento lo tuve yo”, cerró.
El ‘Fenómeno’ quiere ser recordado como un boxeador resiliente que obtuvo logros soñados, pero también como el valiente que se declaró homosexual ante el mundo, esperando que quienes viven esa situación se animen a emularlo, pues “hay muchos que van a ir saliendo, pero están en la etapa de aceptación que yo tuve”.
La última pelea de Orlando Cruz fue el 22 de septiembre de 2018. Se retiró con un récord de 25 victorias, 7 derrotas y 2 empates. Tuvo títulos regionales de los tres organismos más importantes del boxeo mundial, guiado de la mano de las empresas de Ricardo Maldonado, Golden Boy Promotions y All Star Boxing. Además, ese niño que se enamoró del boxeo desde sus siete años y que causaba citaciones de padres al colegio por pelear de manera repetida emulando los comportamientos de su ídolo Mohamed Ali, cumplió su más grande sueño: representar a su amada Puerto Rico en campeonatos internacionales, incluido Juegos Olímpicos.
Por: Jeffry Almarales Nieto