30 de enero de 2009, Bell Center, Quebec, Canadá. El ‘hijo de Montería’ se enfrentaba al camerunés, Herman Ngoudjo, por el título vacante de las 140 libras de la FIB. Por decisión unánime, hace ocho años, Juan Urango se coronaba, por segunda vez, campeón orbital peso súper ligero. Así lo recuerda, hoy, Boxeo de Colombia.
Durante tres meses, Juan Urango y Evangelista Cotto, su entrenador, se concentraron en una alta montaña en San Juan de Puerto Rico, con miras a la preparación óptima para el combate de la noche invernal del 30 de enero, en Quebec.
Boxeo de Colombia acompañó al colombiano en su preparación. Cotto sabía que la disposición era la indicada para este combate. “Urango estuvo durante tres meses encuartelado en Puerto Rico, los cuales corrieron normalmente sin ningún contratiempo. Bastante bueno, realizado a consciencia, está en magnífica condición y esperemos que para esta pelea luzca muy bien”, dijo en su momento el entrenador de Juan.
El colombiano se concentró en su acondicionamiento físico y mental. Trabajó a consciencia el plan de entrenamiento elaborado por Evangelista. Con la humildad y dedicación que lo caracteriza, Urango potenció su gran poder en los golpes y, junto a su adiestrador, depuró la técnica para cortar las salidas por los costados de su próximo rival. El plan estaba listo para ponerlo en marcha.
“Urango es una peleador que depende mucho de su fuerza. Es sumamente fuerte; sabemos que esa es una condición natural. Enfatizamos en la técnica, donde tiene algunas fallitas que hemos tratado de afinarlas un poco para poder contrarrestar lo que propone Ngoudjo, que es un peleador que no se para a pelear como Juan, entonces lo preparamos para cortar el ring y poder alcanzarlo”, comentó Evangelista a Boxeo de Colombia posterior al pesaje oficial, el 29 de enero de aquel año.
El día de la gloria
Urango regresaba en busca de un título luego del cetro que obtuvo el 30 de junio de 2006, cuando venció a Naoufel Ben Rabeh, por el vacante cetro orbital súper ligero de la FIB. Seis meses después perdería el título ante Ricky Hatton, en Las Vegas. Tres años más tarde, llegaba una nueva oportunidad.
Era una noche fría en Quebec. La sensación térmica estaba bajo los 5 grados centígrados. El Bell Center mostraba un gran aforo para el combate entre Urango y Ngoudjo. Más de 80 días de preparación se verán reflejados en 12 asaltos, donde el colombiano expondrá su gran pegada ante la agilidad de Ngoudjo.
La contienda, por estilos diferentes, empezaba a mostrar las capacidades de cada uno desde el primer asalto, aunque Urango pudo ganar los dos primeros round pegar los mejores golpes de la noche.
En el tercer episodio, Juan conectó con un poderoso gancho de izquierda en el mentón a su rival que se fue de inmediato a la lona. El camerunés se levantó completamente ‘groggy’, las piernas temblorosas y al filo del nocaut definitivo. Urango fue hacia adelante, lanzando demasiados golpes, algunos efectivos pero la mayoría sin precisión sin ningún efecto.
La desesperación del ‘cafetero’ ayudó para que Ngoudjo tomara un segundo aliento; aunque, en el final del asalto, contra las cuerdas, Urango lo conectó con un cruzado de derecha que mandó a la lona, nuevamente, a su rival. Era el segundo knockdown de la noche para el camerunés. La victoria para el de Montería estaba más cerca.
Para Evangelista, la contienda pudo acabar en ese momento pero la desesperación pudo más que la lógica en la mente de Juan.
“Entiendo yo que el error fue un poquito la desesperación que es normal en los peleadores donde tiró golpes desesperadamente y quizás si lo hubiese cogido con más calma y tranquilidad habría podido terminar la pelea en ese momento”, aseveró.
El transcurso de la pelea mostró a un Urango dominador, autoritario con la responsabilidad de pegar y conectar los mejores golpes. Por ser Quebec la casa de Ngoudjo, el colombiano entendió que debía ser una aplanadora sobre el cuadrilátero.
“Enfrentarme con él siendo en Canadá, que cuando se llega a esos países te dicen ‘mira tú tienes que noquear para ganar’, pero yo iba con ese positivismo de ganar no importa que estuviera allá pero yo iba a ganarme ese título”, recuerda con emoción Juan, desde Montería, su lugar de nacimiento.
La situación se dificultó un poco entre el sexto y octavo round. Ngoudjo empezaba a evitar con facilidad los ataques de Urango, pero el plan continuaba. El colombiano fue certero con los golpes a la zona epática debilitando al camerunés y restando rapidez de piernas para movilizarse en todo el cuadrilátero.
Los siguientes asaltos mostraron a un Juan más agresivo. El round 12, fue una completa batalla. Urango fue hacia adelante, siempre lanzando golpes para mantener la ventaja y no dejar dudas. Ngoudjo, por su parte, buscaba zafarse de la presión a la cual lo sometía el colombiano.
El último campanazo significó la gloria para Juan Urango que se convertía en campeón mundial del peso súper ligero de la FIB con decisión unánime de los jueces a su favor. Las tarjetas fueron 118-108; 116-110; 120-106, entregándole una victoria contundente.
“Lo disfruté mucho. Estando fuera de Estados Unidos, peleando en su patio con él, eso es algo que muchos boxeadores no logran y fue algo que yo alcancé. Eso fue una de las cosas que me motivaron siempre. Fue una de las peleas más duras que tuve. Fue una experiencia que viví. Eso fue para mí algo que aún no logro entender todavía”, así lo recuerda Urango, desde Montería, rodeado de su familia
“Me siento sumamente contento, bien emocionado. Tuve una noche muy feliz ya que a pesar de todo ese sacrificio casi de 3 meses de acuartelamiento de Juan tuvimos un final excelente, se coronó campeón del mundo y era lo que queríamos. Nos sentimos muy orgullosos”, dijo Evangelista, aquella noche del 30 de enero de 2009.
Por: Redacción BDC – Fotos: Marco Pérez / Mpsportimages.com