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«Usyk escogió al rival equivocado»: Yordanis Despaigne

Categórico nocaut de Usyk le permite retener su supremacía ante Bellew

Pocos destinos son tan propicios para el aprendizaje como Cuba. La perla en el continente americano se ha encargado a lo largo de los años de fundamentar grandes talentos para el deporte de los puños, y Yordanis Despaigne, radicado en Miami desde hace varios años atrás, puede dar fe de eso.

Sin embargo, en entrevista reciente con Boxeo de Colombia, el exboxeador Yordanis Despaigne tuvo más bien palabras gentiles para el que es uno de sus retos personales si de entrenamiento se habla: Tyrone Spong.

«Usyk es uno de los mejores antes de las 200 libras, pero sobre el peso pesado no. En el heavyweight tiene que hacer su historia y escogió a la persona equivocada para hacerlo», afirmó.

Spong, que se entrena en Florida, buscará demostrar que no hay mayor dificultad en combinar el Kickboxing con el boxeo profesional. Precisamente, ese es uno de los trabajos que con más intensidad se desarrolla en el gimnasio: transformar su estilo de pelea.

«Tyrone hace un boxeo que cada día va de menos a más. Se prepara mejor, va entendiendo más lo que es boxeo y tiene que tener cuidado», dijo el cubano. «En el peso pesado la pegada es fundamental. Spong tiene todas las cualidades. El combate es duro porque Usyk tiene toda la experiencia. Subió de división y esto puede causarle problemas», concluyó.

La pelea, pactada para el 12 de octubre, pondrá todos los reflectores sobre el ucraniano que decidió dar el salto a la máxima categoría del boxeo tras vencer a Tony Bellew y defender los cuatro cinturones en el peso crucero, donde fue el rey absoluto en un reinado que también lo catapultó a ser uno de los mejores libra por libra.

Ahora tendrá que enfrentar en su primera gran prueba a Tyrone Spong, reconocido entre los amantes del Kickboxing por un legado no menor al de Usyk en el boxeo profesional. Un interesante primer reto para el ucraniano, que tiene todo el deseo de portar todos los fajones en la categoría de Wilder, Joshua, Fury y el campeón Andy Ruíz.

Por: Redacción BDC Internacional

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Peter Quillin y la puesta en escena de su corazón cubano-americano

Crédito: PBC

Cuando por las calles se menciona el nombre de Peter Quillin los amantes del boxeo saben a quién hace referencia, sin embargo, muchos no le dan el prestigio que quizás este boxeador merece.

Ha tenido una carrera destacada, ganando 34 de 36 peleas, siendo campeón peso medio de la OMB casi por año y medio – donde defendió el cetro en tres defensas exitosas –  y solo Daniel Jacobs y Andy Lee han podido pararle, el primero con una derrota y el segundo con un empate. Sin embargo, se antoja injusto cuando no es considerado un boxeador de clase A.

Sin embargo, a sus 36 años y peleando como súper medio – división sin hegemonía – Quillin pretende demostrar que está vigente y que puede colgarse otro título en la parte final de su carrera. Su próximo rival, el de este sábado 21 de septiembre en Bakersfield (California) será el mexicano Alfredo ‘Perro’ Angulo.

Con sus condiciones físicas naturalmente mermadas por su edad, Quillin le apuesta a su corazón para salir victorioso, ese mismo que tiene dividido con los colores de Estados Unidos y de Cuba, puesto que su nacionalidad es americana, pero su padre es del país insular.

Su idioma natal es el inglés, pero con sus residencias esporádicas en Miami aprendió a manejar de manera aceptable su segunda lengua, tanto que se describe como un “guajiro con tumbao”, que cumplió la promesa hecha a su padre de dominar el idioma de Cervantes.

«Ya los cubanos me sienten como suyo, y yo me siento, en gran parte, cubano. Quiero que cada vez que me vean en el ring, sienten que estoy peleando por ellos», comentó Quillin. «Mi papá es de Santiago, pero vivió mucho tiempo en La Habana, y en esa misma casa aún permanecen mis familiares, en condiciones que no son las mejores. Yo siento que subo al ring por todos ellos»

Justamente fue su padre quien prácticamente condujo la carrera de Quillin al boxeo, cuando lo apodó ‘Kid Chocolate’, en honor al grandísimo Eligio Sardiñas, boxeador cubano de la década de los 30’, que aunque no fue visto por muchos sigue vigente como una leyenda de las más talentosas que ha pisado un cuadrilátero en el mundo.

«Mi papá me puso ese sobrenombre, porque siempre estaba hablando de Kid Chocolate y dice que me parezco físicamente a él», expresó Quillin. «No hay nada de pretencioso en ello. Solo el deseo de rendir tributo a ese grande y de paso, a la nación cubana. A papá siempre lo envuelve la nostalgia».

No podemos decir a ciencia cierta si Quillin y Sardiñas se parecen en algo más que el físico, pero lo que es verdad es que Peter nació para luchar. Su padre llegó al país del Tío Sam en la época del puente marítimo del Mariel (movimiento de éxodo de cubanos en 1980), viviendo los primeros años de su hijo en Grand Rapids, Michigan.

«Recuerdo que llegué sin nada y pasé muchos trabajos», explicó Pedro Quillin. «Pero ahora veo con orgullo como Peter va creciendo y la gente lo quiere, porque es bueno dentro y fuera del ring. No puedo pedirle más a la vida».

Quillin y el boxeo formaron un amor a primera vista, fue un hilo rojo que siempre los mantuvo unidos. El pugilismo es para Peter la manera de sacar a su familia adelante y eso lo supo desde que demostró grandes condiciones en el amateur, cuando apenas con 21 años estuvo a punto de conformar un equipo olímpico, pero decidió irse a Nueva York para comenzar su carrera profesional.

Llegó la hora de demostrar que sigue vigente, pero un ‘Perro’ tratará de impedirlo.

Por: Redacción BDC Internacional

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