En ocasiones, los grandes triunfos se convierten en grandes enseñanzas. A veces, lo que creemos que es el fin, realmente es el camino. Eso le sucedió a Jhonatan Romero, quien hoy ve su campeonato mundial en 2013 como una enseñanza y no como su más grande logro, como lo admiraba en ese entonces.
Sin embargo, los recuerdos de aquella épica noche del 16 de febrero de 2013 siempre quedarán guardados en la memoria del vallecaucano, pues pasó de ser un pandillero del humilde barrio El Retiro en Cali, a una figura deportiva a nivel internacional, siendo el boxeo el camino para superar las adversidades.
Pero para llegar hasta ese punto, ‘Momo’ debió convencer a muchas personas, iniciando con el empresario Billy Chams (hoy difunto), dueño de la firma Cuadrilátero en Barranquilla, quien no se mostraba convencido de llevar al caleño a su cuerda, pese a que en el boxeo aficionado había tenido un impresionante récord, solo sufriendo una derrota ante el barranquillero William Urina.
Sin embargo, gracias a la recomendación de su compañero de Selección Colombia, Darleys Pérez (nuevo en dicha cuerda), y del entrenador Orlando Pineda, ‘Momo’ recibió el okey por parte de Chams.
“Mi llegada se hizo por recomendación de Darleys Pérez, quien prácticamente me dio la oportunidad de ir a Cuadrilátero, y obviamente por Pineda. Billy Chams tenía muchas dudas, pero Pineda insistió. Cuando Billy vio mi primera pelea dijo que yo tenía cómo llegar a ser grande”, dijo Romero a Boxeo de Colombia.
Su debut con Cuadrilátero convenció a propios y extraño, incluso al propio Billy Chams, quien lo llevó a él, a Darleys Pérez y Daulis Prescott a combatir por primera vez a Estados Unidos en una cartelera de Thompson Boxing Promotions.
Su debut en Norteamérica, el 24 de junio de 2011, terminó con victoria por decisión unánime sobre Cecilio Santos, pero no todo estaba bien para ‘Momo’, pues no convenció a los empresarios que sí firmaron a sus dos compañeros, por lo que Billy Chams debió poner el dinero de su pase.
“Lo más difícil fue que creyeran en mí los empresarios. Cuando hicieron la firma Thompson solo estaba interesada en Daulis Prescott y Darleys Pérez, porque en la primera pelea en Estados Unidos no gusté, eso me lo dijo Billy Chams. Yo llegué aburrido porque no había rendido como debía, pero era la primera vez en mi vida que ganaba 2 mil dólares. Billy tuvo que hacer un acuerdo, que si yo llegaba a ser campeón mundial ellos daban el doble de la plata de la firma, que iba a dar ahora Billy”, relató Romero.
Romero tenía el camino más difícil de los tres, puesto que, al no tener la aprobación de Thompson, el rival más duro era puesto en su camino: Chris Avalos, un contendiente estadounidense peso súper gallo clasificado en el ranking mundial y que ya se enfilaba para una pelea orbital.
Sin embargo, con mucha técnica, ‘Momo’ Romero fue venciendo a todos sus rivales, hasta que se ganó a pulso la oportunidad mundialista por la Federación Internacional de Boxeo, contra el mexicano Alejandro López, número uno del ranking, por lo que se fue hasta California para seguir su entrenamiento de la mano de los entrenadores Orlando Pineda y Danny Zamora.
“Estábamos esperando que nos dieran noticias del lugar de la pelea, pero Billy tenía seguridad de que se iba a realizar en Colombia. En Tijuana nadie quedaba campeón mundial si era extranjero. Pineda estaba cagado cuando le dijeron que la pelea se iba para México, estaba triste, pero yo le dije que era mejor, que le ganaríamos en su casa”, comentó.
Cuando la pelea se anunció, muy pocos daban créditos a ‘Momo’, quien no era conocido en el plano internacional, pese a sus buenas victorias. El día del pesaje, todo estaba en su contra: público, escenario, promotora y pronósticos.
“Era la primera vez que veía que en una pelea mía había tantos medios. Yo tenía mucha seguridad de que iba ganar la pelea. López siempre se mostró altivo y seguro, porque estábamos en su casa y con su promotora. Yo dije que venía a ganar, que no era un colombiano cualquiera. Solo un medio se me acercó y me entrevistó. Pero realmente todo estaba en contra, porque incluso, cuando pasamos la frontera en los carteles solo estaba él solo y mi nombre”, manifestó.
Ya en la pelea, ‘Momo’ estuvo muy concentrado, tanto que no miró nunca a los ojos a López, chocó sus guantes y se dispuso a lanzar puños.
“No miro a los boxeadores a los ojos, porque me da risa. Pero cuando los boxeadores tienen tatuajes me da miedo, porque le veo los tatuajes en el cuello y en la cara y digo ‘este man es una bestia’, me da una cagalera, pero ya en el ring lo doy todo”, reveló.
La campana sonó por vigésima cuarta vez para anunciar el fin de la contienda. Todo se definía en los imprevisibles cartones arbitrales, que marcaron 116-111, 115-112 y 112-115.
“Cuando en la decisión dieron mi nombre sentí una paz gigante, pero cuando dan el nombre de él dije ‘perdimos’, porque yo esa pelea la gané muy ampliamente, no debían favorecerlo. Yo no pensé que me iban a dar la pelea. Primero le agradecí a Dios y a mi papá, porque era un triunfo que Dios me había brindado. Me tiré al piso de alegría, algunos amigos americanos se subieron y me cogieron. Yo no lo podía creer. Cuando yo bajé tuve la fortuna de decirle a Alex Camponovo (promotor de Thompson Boxing), ‘usted en mí no creía y soy campeón del mundo’ y eso me gustó porque Billy me enseñó que en la vida hay que creer”, señaló.
Lo primero que hizo ‘Momo’ al bajarse del ring fue buscar a Orlando Pineda, con quien tenía una apuesta particular: si ganaba, le cortaba el su cabello blanco.
“Con la persona que más problemas tuve fue con Pineda, que man para joder, jodía con todo. En Estados Unidos le tiré una pepa de mango a la cabeza a ver si se la pegaba. No me dejaba comer, que por qué comía así, peleaba conmigo todos los días. Pero me decía las cosas porque sabía de mis cualidades. Hoy en día, Pineda me hizo persona. Gracias a Pineda puedo decirle a mi hijo qué está mal, porque me lo enseñaron. Pineda, si cree en ti, póngase pilas porque te va joder”, contó.
Su recibimiento en Barranquilla y en Cali fue grande: “Cuando llegué a Barranquilla me di cuenta de que había hecho algo grande, me esperaron en el aeropuerto, me llevaron al equipo Junior, donde hoy tengo muchos amigos. Pero en Cali fue gigante, cuando me subí al avión la azafata pidió que dieran un aplauso al nuevo campeón mundial de boxeo del Valle del Cauca, todos esperaban que yo fuera un gigante, cuando yo me pongo de pie todos se preguntaron si yo era campeón del mundo, porque tengo más pinta de futbolista que de boxeador. Cuando llegué a Cali había pancartas con mi foto, hubo un sitio que pagó mi comida durante seis meses. Yo tenía invitaciones en todos lados y decía a cuál cita íbamos y a cuál no. Yo corría de los policías antes porque era pandillero y luego el policía me decía ‘jefe, patrón, ¿para dónde vamos?’”.
Sin embargo, no todo fue alegría para ‘Momo’ Romero, puesto que su campeonato mundial sería efímero. Su próxima defensa contra el español Kiko Martínez en Atlantic City, seis meses después, marcó el fin de su reinado, bajo condiciones de las que Jhonatan aprendió, pues en esa lucha se vio la peor versión del colombiano sobre el ring, quien terminó noqueado técnicamente en el sexto asalto.
“A mí, Dios me hizo aterrizar porque me salí de contexto, no supe manejar el momento con las fiestas, las mujeres, los tragos. No tuve la suficiente preparación porque fue alcoholizado a la pelea con Kiko Martínez. Yo hacía 14 rounds y ahora hacía 8 y estaba ahogado. Además, que me robaron una cantidad de dinero exagerado, porque me dieron para pelear con Kiko 180 millones de pesos colombianos y me robaron 200 millones”, narró.
Sin embargo, ‘Momo’ tiene claro que “Kiko Martínez no era mejor boxeador”, pero que sí “estaba mejor”. “Yo me vine abajo, no era el mismo ‘Momo’. Yo desde el primer round estaba cogido por una mano que me pegó. Di hasta donde pude, si no paraban la pelea igual me noqueaba. Hoy soy más maduro”, relató.
Hoy, más maduro y con boxeo aún por delante, reconoce que Billy Chams y Orlando Pineda fueron personas que hicieron obra en su vida personal.
“Con Billy nos hicimos amigos, siempre que iba a hacer una vuelta me llamaba que lo acompañara. Billy me cogió un afecto de padre a hijo, él para mí era un papá. En un diciembre le decía que necesitaba algo y me lo mandaba. Billy era una persona muy amplia con sus boxeadores. Billy murió y el boxeo sufrió una fractura muy grande, yo no creo que salga otro como Billy. Ahora los boxeadores se preparan con las uñas. Hoy en día todo es rogado, eso me hizo terminar contrato con Cuadrilátero”, aceptó.
‘Momo’ también aprovechó la oportunidad para lanzar una crítica a sus colegas colombianos: “Muy pocas personas creen en los colombianos, y eso es entendible, porque muchos se van sin preparación, a tirarse y a dejar mal al país y muchos medios creen que todos vamos a ganarnos la plata, al rebusque, pero no todos tenemos esa mentalidad mediocre. Nosotros hemos mostrado una imagen pobre y ya a todos nos tratan de rebuscadores, nosotros en el mercado mundial somos mal pagos, porque las promotoras saben que los colombianos van a hacer el ridículo. Son pocos los que se preparan bien, los otros han dañado el boxeo”, cerró.
Si hay una frase que lo describe perfectamente es esa que suena cada vez que su amado equipo, Junior de Barranquilla, juega: “Del infierno a la gloria”. Así fue la vida de Jhonatan Eccehomo Romero Preciado, un expandillero que hoy es ejemplo a seguir en su natal Cali.
Por: Jeffry Almarales Nieto