La pérdida de Luis Quiñones ha significado un golpe duro para Miguel Guzmán. El ‘ñato’, como es conocido, se pronunció sobre el fallecimiento de Luis Quiñones, con el que mantenía una relación tan cercana que inclusive lo llamaba hijo.
“Estoy muy triste. Luis para mí era como un hijo”, afirmó Guzmán visiblemente afectado, agregando que el boxeo era su pasión. Así mismo, su disciplina era tan grande que “el único boxeador que tenía las llaves para abrir el gimnasio era él”.
Así mismo, el ‘ñato’ destacó que Luis se había hecho un nombre como instructor, puesto que durante su ausencia él entrenaba a los jóvenes a los que les dictaba clases particulares. Entre sus cualidades humanas, Guzmán manifestó que Luis era “una persona carismática y cariñosa. Buena gente”.
Por otro lado, el entrenador contó que prácticamente se encargó de Luis desde su llegada a Barranquilla, costeando su estadía, su alimentación y sus medicinas: “yo me encargué de todo al inicio. Después el señor John Olarte, un amigo mío al que busqué para que me colaborara con él, le daba 150 mil pesos a la semana para su alimentación. Cuando se enfermaba o necesitaba las vitaminas, yo estaba ahí. Todo lo de él corría por cuenta de nosotros”.
Acerca de la pelea que Luis protagonizó contra José Muñoz, el ‘ñato’ Guzmán aún no se explica lo que sucedió, puesto que en el combate todo se desarrollaba normalmente: “el que vio la pelea se dio cuenta que ahí no hubo nada excepcional. Todo el mundo lo dice: era una pelea de trámite normal, no hubo un golpe para que la esquina o el árbitro parara la pelea. Todo normal. Cuando llegaba a la esquina me comentaba todo normal, sabía en cuál asalto estábamos, todo común y corriente”,
El entrenador también aprovechó para mandarle un mensaje a José Muñoz, el rival al que enfrentó Luis Quiñones en su última pelea: “me imagino cómo estará. Desde acá le mando un fuerte abrazo y mucha fortaleza. Esto no es fácil, nadie va a querer hacerle daño a otro. No fue malintencionado, fue una competencia que se presentó”.
Finalmente, Miguel Guzmán se quedará con los recuerdos de Luis Quiñones, el boxeador que llegó desde Barrancabermeja para cumplir su sueño de ser campeón mundial y de comprarle una casa a sus padres, pero que no pudo ser por azares del destino. El ‘ñato’, su padre, lo recordará como ese joven que tenía muchas ambiciones pero pocas ganas de gastar: “era un poquito tacaño, yo lo regañaba por eso, que no fuera ‘amarrao’ (risa)”.
