Ezequiel Suárez es una persona que dedica su vida al deporte, divide su tiempo de una manera que sólo un amante a este tipo de actividades puede hacer: en las mañanas es profesor de educación física de la institución educativa María Cano, en el barrio Las Palmas, de Barranquillla; y en horas de la tarde es instructor de natación en la caja de compensación Comfamiliar y además es árbitro de boxeo, pues la pasión por ésta última práctica la ha vivido desde chico.
“Mi papá era muy aficionado al boxeo. En barranquilla, en los años 70, se realizaban muchas veladas y mi padre me llevaba cuando yo tenía 8 años. Él compraba boletería de preferencia y yo como era muy delgado me metía entre las rejas y llegaba al ringside y logré alternar con grandes boxeadores de ese momento como Emiliano Villa”, aseguró Suárez en una amena conversación con Boxeo de Colombia, durante una sección de clases en el colegio para el cual trabaja.
El medio día se iba acercando, el clima comenzaba a golpear fuerte, aunque los alumnos del profesor Suárez no paraban de correr detrás de un balón de baloncesto, Ezequiel se levantaba su gorra constantemente para intentar tomar un poco de fresco mientras nos comentaba de manera jocosa, “antes no había ni siquiera techo”, haciendo referencia a la cancha del colegio.
Ezequiel Suárez es licenciado en educación física desde el año 1991, graduado de la Corporación Universitaria de la Costa y nombrado por el magisterio en el año 2005, pero fue hasta 1997 cuando decidió formar parte de la familia de árbitros de la ciudad.
“Trabajando en el Biffi La Salle a mediados del año 97, Leonel Mercado, que es árbitro y padre de unos niños que en ese tiempo estudiaban en ese colegio, y yo, hablábamos de boxeo y me preguntó si yo quería ser referí y le dije que sí, fue mi mentor, me iba a buscar al colegio y me llevaba a los entrenamientos en el gimnasio de Billy Chams”, Recuerda Suárez.
Desde que Suárez Castro tomó la decisión de vincularse al pugilismo inició un largo proceso de capacitación, esa es la historia que contaba justo antes de que un estudiante mandara un pase a la esquina en donde nos encontrábamos, por lo cual debimos pausar un poco y corrernos del lugar, pero después continuó narrando que “el reglamento era extenso, pero comencé a leerlo. En las veladas me sentaba al lado de los jueces y comencé puntuando los rounds, ahí comenzó este proceso que no termina nunca”.
Mientras este juez de 51 años recuerda el momento más gratificante de su carrera, llama la atención de un estudiante que decidió jugar en camisilla, seguramente porque a pesar de su distracción en el partido, ya empezaba a sentir la fuerza de la temperatura que nos aquejaba.
“Tuve la oportunidad de ser juez de una pelea de título mundial que se realizó en Puerto Colombia, John Molina con el cartagenero Kevin Guardia y ese es uno de mis logros más representativos del boxeo”, Cuenta Ezequiel, mientras una gran sonrisa se dibuja en su rostro.
Cuando le realizamos la pregunta obligatoria de por qué había decidido ser réferi respondió tajantemente: “porque me gusta, esto es poco remunerado, hay poco apoyo del estado para una actividad que le ha dado tantas glorias a Colombia. Nosotros firmamos un contrato global de una cantidad no muy alta y eso se reparte entre todos nosotros, a veces vamos a arbitrar y nos dicen que no hay dinero, esto es un hobby, aquí conseguir dinero es una utopía”.
El profe decidió hacer una pausa, sus estudiantes se fueron a refrescar, y él amablemente nos ofreció un refrigerio, mientras lo tomábamos decidí acercarme a sus estudiantes, quienes se escondían del sol, debajo de la sombra de un frondoso árbol.
“Me parece súper bien, es una excelente persona, nos enseña demasiado en cada deporte, tiene mucha paciencia, no nos regaña y viene con buena actitud a las clases, él fue quien descubrió a Anthony Zambrano y es medallista olímpico de natación”, señaló Emanuel Uribe, unos de sus estudiantes de apenas 12 años.
Impresionado por la historia, busqué nuevamente al profesor Suárez quien se encontraba sentado en las bancas de la cancha tomando un poco de agua, al preguntarle por la versión que escuché soltó una carcajada. “Lo de medallista olímpico no es cierto (risas). Participé en los juegos del magisterio el año pasado como representación del departamento del Atlántico en la modalidad de natación, y el otro año también voy, pero también he sido juez de natación, ampáyer de la liga de béisbol del atlántico, árbitro de béisbol y softbol y ahora de boxeo (risas)”, ya habiendo aclarado esto, continúa relatando la historia de Anthony Zambrano.
“Es motivante formar niños en la parte deportiva, acá tuve la dicha de descubrir un talento que hoy en día está en la ciudad de Cali y nos va a representar en un mundial de menores de atletismo, él es Anthony Zambrano, y cada vez que lo entrevistan dice que la persona que lo descubrió fue Ezequiel Suárez, su vida ha cambiado en un 100%, ha ido a Brasil y a México. Pero han sido varios, María Martínez y Edwin Pérez en lanzamiento de bala, tienen condiciones excepcionales y tienen biotipo de campeón nacional”.
Este hombre que se declara “felizmente casado” desde el año 1993 y padre de dos varones estudiantes de educación física y literatura, y una mujer que se prepara para ser fisioterapeuta, con quienes vive en el barrio la Arboleda del municipio Soledad, nos confiesa que en su familia a nadie le apasiona el boxeo, pero que todos lo respaldan en su trabajo. “Mi familia me apoya. No les gusta el boxeo, pero me ven en trasmisiones y se sienten orgullosos”.
La clase terminó, los niños se reúnen en el centro del campo para escuchar las últimas indicaciones, nosotros nos preparábamos para partir. Mientras apretábamos nuestras manos, Ezequiel desnuda su sueño de en un futuro erradicarse en Madrid, España, pues el ambiente, el clima y la comida son de su gusto, “es como una Barranquilla pequeña”, nos dice mientras todos sus estudiantes en medio de risas y curiosidades le preguntan sobre el motivo de la entrevista, desconociendo algunos que su profesor se destaca como juez de boxeo.
Por: Jeffry Almarales nieto / @JeffryAlmarales
